lunes, 10 de agosto de 2020

SONETO: LA MANO QUE BUSCAMOS

La inspiración de hoy me la ha dado el texto evangélico de este domingo: Pedro que se hunde y busca LA MANO de Jesús. Los dos tercetos finales, ponen “la mano” como parte de nuestra súplica: “TU mano”; y como parte de la respuesta de Jesús: “MI mano”. La situación la ha descrito así el Papa Francisco, en el Ángelus de hoy: “Esta historia es una invitación a abandonarnos con confianza en Dios en todo momento de nuestra vida, especialmente en el momento de la prueba y la turbación. Cuando sentimos fuerte la duda y el miedo y parece que nos hundimos, no tenemos que avergonzarnos de gritar, como Pedro: «¡Señor, sálvame!». Llamar al corazón de Jesús ¡Es una bonita oración! Y el gesto de Jesús, tendiendo enseguida su mano, para agarrar la de su amigo, debe ser contemplado durante mucho tiempo: Jesús es esto: es la mano del Padre que nunca nos abandona; la mano fuerte y fiel del Padre, que quiere siempre y solo nuestro bien” (9-8-20). “Cuando el viento amenaza con hundirnos - y sentimos que nos lleva la marea, - TU mano la buscamos, aturdidos” 


En tiempos de tempestad y amargura,

de vida que se queda desabrida, 

es difícil de nuevo la subida 

porque el alma se sume en la negrura 


¡Cuánto cuesta quedarse en la espesura 

sin perder el sentido de la vida! 

Aunque dentro algo siempre nos convida 

a vencer los tropiezos con bravura. 


Cuando el viento amenaza con hundirnos

 y sentimos que nos lleva la marea, 

TU mano la buscamos, aturdidos 


Y MI MANO la encuentras 

y no afea el miedo que tuviste a ser barrido, 

afianzando tu fe para que creas. 


P. Pedro Jaramillo 

Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)