En el Calvario
deben contemplarse dos
altares: uno es el cuerpo
de Jesús; el otro es
el corazón de María.
Jesús inmolaba
su propia alma.
Allí están Jesús y María:
arrancando al demonio
su presa para restituirnos
la gracia y el derecho
al paraíso.
Beato Santiago Alberione