Agradecemos a nuestra Hna. Mari Muñoz, comparta con nosotros su reflexión, de este hermoso día
Domingo de Pascua Ciclo B
Pues no había entendido aún que la Escritura según la cual Jesús tenía que resucitar de entre los muertos.(S. Jn. 20,9)
Mi reflexión sobre este versículo es más bien una oración, al pensar en la Resurrección del cuerpo del Señor.
¿Cuántas horas concretas, permanecerías en el
sepulcro?
Tu cuerpo destrozado, reducido, delgadísimo, todo huesos, ultrajado…, no parecías Tú; pero ninguna célula de tu cuerpo conoció la corrupción.
Me hace bien
pensar, cómo la Vida iba poco a poco deslizándose por todo ese cuerpo yacente,
restaurando todos los tejidos pero de distinta forma a como podemos imaginar.
Como olas potentísimas y a la vez suavísimas iban inundándote, no sólo tu
cuerpo sino también tu espíritu, destrozado de tanto sufrir.
Saliste de la tumba al amanecer y aquel Domingo fue el
más glorioso de toda la Historia.
Creo que si no permitiste que ningún ser humano pudiese contemplar ese paso a la Vida, es porque nadie hubiese podido resistir, sin morir, esa contemplación, donde tuvo la mayor manifestación del Amor de Dios al resucitar a Cristo Jesús.