Agradecemos a nuestra Hna. Dolores Andreu, anunciatina española, que comparta con nosotros su reflexión sobre este primer día del Triduo Pascual.
Misa Vespertina de la Cena del Señor
La misa del Jueves Santo es memorial de la
Pascua de Jesús y aniversario de la última Cena. Hace referencia explícita a la
voluntad de Jesús de llevar a su plenitud el sentido del banquete pascual
judío. Cristo es el verdadero "cordero pascual", que se ofrece al
Padre en sacrificio para alcanzar una vida nueva a los hombres.
La nota dominante del Jueves es el amor, que instituye la Eucaristía y el orden
sacerdotal. La Eucaristía es sacramento del misterio de la Iglesia, como
comunidad reunida en el amor. (Liturgia del Jueves Santo)
Jn 13,1-15: Los amó hasta el extremo.
"Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo".
Reflexión personal
En este día de Jueves Santo, Jesús nos da la mejor muestra de su amor instituyendo la Eucaristía para quedarse con nosotros para siempre; para recibirle en nuestro ser y formar parte de nosotros mismos, o nosotros mismos de Él. Para quedarse en el sagrario esperando cada día a que acudamos a él para cualquier necesidad.
Unas horas antes de vivir su
Pasión nos da el mayor acto de amor que nadie puede dar. A nosotros que le
dejamos sólo, a nosotros que pasamos de Él, a nosotros que todavía no
hemos entendido su mensaje: "amaos los unos a los otros como yo os he amado".
La Eucaristía es el mayor tesoro que nos ha podido dejar Jesús porque nuestra
vida ya está enraizada en Él y nuestra fuerza, en todo, está en Él. Si
tuviéramos fe viva en Jesucristo, como lo han tenido los santos, como lo han
tenido mucha gente sencilla que ha confiado plenamente en su presencia, no
caeríamos en el desaliento, no caeríamos en la desconfianza, no caeríamos en la
presunción de que podemos valernos por nosotros mismos porque sólo Él nos lo ha
dado todo.
También tenemos que dar gracias a
Dios por la vocación al Orden Sacerdotal, que gracias a ella podemos celebrar
cada día el memorial de la Cena del Señor y de su presencia viva en medio de
nosotros. Hay que pedir al Señor que nos dé muchos y santos sacerdotes pues: “la mies es mucha y los obreros muy pocos”.