Jesús, Maestro Divino,
bendigo y doy gracias
a tu corazón dulcísimo,
por el gran don de la Iglesia
Ella es la Madre que
nos enseña la verdad
nos guía en el camino del Cielo
y nos comunica la vida sobrenatural.
Ella, tu cuerpo místico
continúa tu misma misión en la tierra.
Es el arca de Salvación, es infalible,
indefectible, universal.
Concédeme la gracia de amarla
como la has amado tú al
santificarla con tu sangre,
que todos la conozcan,
entren en ella y cooperen,
humildemente, en la construcción
de tu Reino.
Amén