sábado, 25 de diciembre de 2021

FELIZ NAVIDAD

Anoche, gracias a Dios, a pesar de la pandemia, pudimos participar en la Misa del Gallo y recibir en nuestro corazón la Luz que viene de lo alto. Es cierto que estos dos últimos años, el miedo se cierne sobre nosotros, un maldito virus ha trastocado toda nuestra existencia, numerosas familias han perdido a alguno de sus seres queridos y cuando lo pensamos, nos damos cuenta que este hecho, en parte, nos quiere quitar la alegría ¿Cómo estar alegres cuando en nuestra mesa hay un sitio vacío? Hacíamos planes para la Navidad este año, se pensaba que podríamos tener reuniones, y estos planes se vienen abajo, pues hay un virus empeñado en que no sea así. Pero... ¿es posible no celebrar el acontecimiento más grande en la historia del ser humano? ¿Es posible no sentir la alegría de que Dios mismo no nos deja y viene a nosotros , no con su poder, sino en humildad, con la sencillez de un Niño que nace al igual que nosotros, en debilidad, y por esto precisamente podemos tener la seguridad de que es un Dios cercano, que nos comprende, que sabe de nuestros sufrimientos y dolores, y de cómo lo necesitamos para poder seguir adelante por los caminos de la vida. También sabe de nuestras alegrías, pero en ellas parece que nos olvidamos de Él , somos como los nueve a quien Jesús los sana y no vuelven para agradecérselo, somos niños egoístas, pedimos, nos enfadamos cuando las cosas no salen como las habíamos proyectado..., pero cuando obtenemos alguna gracia no sabemos reconocerlo y agradecerlo, parece como si tuviésemos derecho a que todo salga según nuestros deseos, pero ... gracias a  que Dios es un Padre bueno que sabe lo que nos conviene a cada uno y nos apoya en los momentos más difíciles de nuestra vida. Solamente, tenemos que aprender de este Niño que nace y nos viene a traer Paz, a poner toda nuestra vida en las manos de nuestro Padre Dios y confiar en el gran Amor que nos tiene, para así junto con quienes nos han precedido en el encuentro con el Padre, podamos celebrar la maravilla de este nacimiento que cada año celebramos, aunque él viene a nosotros cada instante de nuestra vida, acojámosle en nuestro corazón, en nuestro humilde pesebre, entonces podremos cantar con los ángeles y nuestros seres queridos, que celebran al Señor en el cielo, el "Gloria a Dios en el Cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad" y seremos portadores y transmisores de esa Paz que sólo Él nos puede dar. FELIZ NAVIDAD.


Rosa María Córdoba Molina
(anunciatina)