El cuidado de la Iglesia, su oficio esencial, consiste en indicar el camino del cielo, y por ello amaestrar a los hombres en las verdades de la fe, de la moral y del culto cristiano... El apóstol de la edición podrá ocuparse de las ciencias y de las artes sólo en cuanto ayudan a la consecución de su fin específico (AE, 29).
Beato Santiago Alberione