La pastoral es el arte divino de gobernar a las almas: apacentarlas, o sea, guiarlas a los pastos saludables de la verdad, por los senderos rectos de la santidad cristiana, y a las fuentes de la vida sobrenatural... Este es el gran trabajo del sacerdote, ya predique desde el púlpito, o lo haga a través de una hoja, un libro, una película o el micrófono (AE, 28-29).
Beato Santiago Alberione