La necesidad de la preparación intelectual para el apóstol de la edición es evidente. Él, en cuanto tal, es maestro por naturaleza, por elección y posición. Es el maestro que ocupa la cátedra más sublime, que difunde la doctrina con mayor precisión y amplitud, que tiene variedad imponderable de discípulos (AE, 66).
Beato Santiago Alberione