No cedáis a la tentación de mirar en el jardín de los vecinos..., de admirar los frutos ajenos. El jardín más hermoso es el vuestro. En él os aguarda vuestro Dilecto; sabed encontrarle y conversad con él en dulce intimidad. Vuestra vocación es la más bella. No hagáis comparaciones inútiles (APD47, 178).
Beato Santiago Alberione
