La medida del amor es cumplir la voluntad de Dios. El divino Maestro podía atestiguar de sí mismo: «Hago siempre lo que agrada al Padre». Hay que ser indiferentes a cualquier mandato, con disposición a cualquier cosa, de modo que el Señor pueda hacer verdaderamente de nosotros cuanto quiere para su mayor gloria (APD47, 234).
Beato Santiago Alberione