¡Qué grande deberán ser nuestra confianza y estima en el poder de san Pablo! Si era tan santo, ¡cuánto acogerá el Señor sus oraciones! Si era tan poderoso en la tierra, ¡cuánto más debe serlo en el cielo!... No tengamos duda ninguna de que él pueda atender nuestras peticiones (APim, 108).
Beato Santiago Alberione