Todo viene de la mente. Si uno hace una buena obra es porque la ha pensado y luego la ha querido y después la ha realizado. Por tanto, siempre el primer punto a considerar es la mente. Y si hay algún pecado o imperfección, algún defecto, primero está en la mente. ¡Así pues, santificad la mente! (APD63, 365).
beato Santiago Alberione