Yo quisiera hacer llegar a cada cual una palabra viva de reconocimiento, de fe, de amor al divino Maestro y decir a todos: ¡Ojos al cielo, rodillas a tierra, corazón inflamado! Cada uno recibirá según se haya esforzado; pero sobre todo debemos imitar a Jesús, Camino, Verdad y Vida (APim, 221).
Beato Santiago Alberione