En Antioquía san Pablo tenía una actitud humilde... Y también durante el resto de su misión: fue siempre dócil, guiado por Dios, por Jesucristo, por su voz. Pidamos este espíritu de obediencia, de sumisión de la mente, de la voluntad y del corazón a Dios (Pr 1, 159)
Beato Santiago Alberione