San José siempre se distinguió por su abandono en Dios. Cumplidor obedientísimo de las divinas leyes, aceptaba de las manos de Dios tanto las cosas adversas como las felices y favorables, siempre con la intención de agradar a Dios y cumplir su santísima voluntad (Pr 1, 132).
Beato Santiago Alberione