Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba:
¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en nombre del
Señor!
¡Hosanna en las alturas! (S.Mt. 21,9)
La gente bendecía a Jesús a voz en grito: “Bendito el que viene”, decían. Nosotros también bendecimos a Dios cuando en el Ofertorio de la Misa decimos: “Bendito seas Señor” ; y en el Ave María “Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”
Es una palabra que no traducimos; pues ya sabemos del contenido inmenso de gratitud hacia Dios que encierra.
Cuando no sepamos qué decir en adoración interior, con recogimiento, puede ser nuestra oración: “Bendito seas Señor, mi Señor”. Una y mil veces; creo que en sí misma tiene una fuerza suficiente para que no nos cansemos, y nos veamos inundados de esa misma bendición que dirigimos al Señor, que ella nos conduzca a su Presencia de una forma nueva y única cada vez.
Mari
Muñoz
Madrid 2 de Abril de 2023