Hemos de estar siempre con la mira y el pensamiento de amar a esta Madre, de rezarla, de estudiarla, de dedicarnos a ella. Así nos preparamos a ir a cantar en el cielo sus alabanzas, y con ella cantar a la augusta Trinidad. Entonces habremos alcanzado nuestro fin (Pr 5, 154).
Beato Santiago Alberione