¡Oh Reina!, concede que quien entra en este templo para pedirte gracias, salga alegre por haber sido escuchado. El pecador obtenga el perdón, el vacilante luz, el afligido consolación, el enfermo salud, el débil fuerza, el obrero su pan cotidiano; el tibio fervor (Pr 5, 119).
Beato Santiago Alberione