Quita de la mente lo que no interesa, porque si la mente piensa en otras cosas o en otras personas, no puede pensar en tus necesidades, no puede pensar en Dios, no puede pensar en esas verdades de fe que nos elevan, no puede tener esos pensamientos celestiales que deben guiarnos en nuestra santidad (APD56, 166).
Beato Santiago Alberione