El oficio que se nos ha encomendado, viene a ser de la voluntad de Dios. Hay que llevarlo a cabo con espíritu religioso... Así que prestando atención y amando lo que se nos ha encomendado y esforzándonos para que salga cada vez mejor, ahí está la santificación de las acciones del día (APD56, 170).
Beato Santiago Alberione