Que en la mente no haya unos pensamientos santos y otros pensamientos no santos; y en el corazón no haya un poco de sentimientos santos y un poco de sentimientos no santos; y en la vida no estén juntas obras santas y obras no santas, sino que todo y siempre sea santo en la mente, en el corazón y en la vida (APD56, 173).
Beato Santiago Alberione