El Padre celestial provee para todos; este Jesús que vino a derramar su sangre por todos los hombres; este Espíritu Santo que quiere entrar y poseer, llenar de sí todas las almas... Es justo, es loable que mostremos continuamente y en todas partes nuestra gratitud a Dios (APD56, 49).
Beato Santiago Alberione