Dejemos que Jesús sea dueño de todo nuestro ser... Si reina el orgullo, no hay la humildad de Jesús; si reina la avaricia, el apego a las cosas del mundo, no hay la pobreza de Jesús; si reina la envidia, no hay la caridad de Jesús; si reina la ira, no hay la mansedumbre de Jesús... (APD56, 276).
Beato Santiago Alberione