El Señor no manda simplemente, sino que ofrece su ayuda para que lo que en los mandamientos era difícil, lo podamos cumplir con su divina gracia... y lo que es difícil... se haga fácil con su ayuda. Jesús no nos deja solos, nos acompaña: «Yo estoy con ustedes, no tengan miedo» (APD56, 325).
Beato Santiago Alberione