Debemos fiarnos de que Dios nos asiste continuamente con su gracia. Siempre, continuamente, el Señor nos ofrece su ayuda. Si no somos buenos, no es porque falte la bondad de Dios... es porque falta nuestra bondad, porque no aceptamos la gracia, porque con nuestra libertad, la descuidamos o rechazamos la gracia de Dios (APD56,437).
Beato Santiago Alberione