Lo primero que hay que santificar es el alma... antes hay que ir a la raíz, santificar el espíritu, nuestro interior, porque la mente es la parte principal, el don principal que Dios le ha dado al hombre; nuestra inteligencia, nuestra libertad, sí. El examen, por tanto, ha de comenzar desde dentro (APD56, 563).
Beato Santiago Alberione