La sagrada Escritura y el apostolado de la prensa se sirven de la misma voz: lo escrito. En una oficina de redacción el mejor adorno es un cuadro de los Evangelistas y el mejor signo y objeto de culto un Evangelio abierto en la página que dice: «Semen est verbum Dei...» (LS 99).
Beato Santiago Alberione