Cuando un alma es tibia y no siente el calor espiritual, es decir, cuando no tiene el espíritu de piedad, que tome la Biblia y la lea; sentirá en seguida que su corazón se inflama de santos deseos y que su mente se ilumina con la luz divina, haciendo así que su voluntad conciba propósitos firmes (LS 274-275).
Beato Santiago Alberione