¿Quién es, pues, ese Niño? Él es nuestro Dios, Es el unigénito del Padre, es la sabiduría misma del Padre. Es el que nos ha amado desde toda la eternidad. El pesebre es todo un escenario de amor... Debemos entrar, pues, con fe y amor en esa cueva y postrarnos ante el Niño (APD56, 668).
Beato Santiago Alberione