8 DE DICIEMBRE
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
LA INMACULADA
CONCEPCIÓN ES COMO
LA AURORA RADIANTE,
y la Asunción corporal de María al cielo
es como el atardecer triunfal eterno. Su
alma, en el primer instante de su
existencia, fue penetrada `por la gracia
de Dios: una gracia plena, en vista de la
misión a la que estaba destinada,
es decir, la Madre de Dios y
Madre de los hombres.