Con toda la razón del mundo, el Papa Francisco insiste en que la resurrección de Jesús no es algo del pasado ni solamente del futuro. La resurrección ha dejado al mundo y a la historia impregnados de vida, a pesar de todos los “gérmenes de muerte”. La designación de “tozuda” que le da a la vida, por su empeño en no darse por vencida, es muy elocuente: “en medio de la oscuridad, siempre comienza a brotar algo nuevo, que, tarde o temprano, produce un fruto. En un campo arrasado, vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible” (EG, 276).
¡Cómo hiere la oscuridad del futuro
y qué traidoras las horas inciertas
del alma que con sus puertas abiertas
divisa sólo lo compacto del muro!
No llegó todavía lo más duro,
pero ya se entreabrieron compuertas
e ilusiones ya dadas por muertas
recobraron el color claroscuro.
La claridad ganará la partida,
si le echamos tesón y esperanza
y a la covid la dejamos herida.
Implacable organizó su matanza,
pero mucho más tozuda es LA VIDA
que en su camino a todos abraza.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz
(Guatemala)