La vida espiritual puede compararse a un viaje y es en realidad un viaje hacia la eternidad... Recorriendo este camino se sufrirán sacudidas, inconvenientes, disgustos; pero cuando hay fidelidad a la propia vocación y a la propia misión... la persona religiosa tiene el mayor y más seguro signo de salvación (APD47, 258).
Beato Santiago Alberione