Debemos considerar a la Iglesia como Maestra de la humanidad: maestra de fe, maestra de moral, maestra de oración. ¡Ojalá todos los hombres lleguen a ser dóciles hijos de esta Iglesia, que es Jesucristo viviendo aún visiblemente entre nosotros! (Pr 2, 46).
Beato Santiago Alberione