domingo, 28 de mayo de 2023

SONETO - PENTECOSTÉS

 ESPÍRITU SANTO, LLÉNANOS 

“Tú puedes perder la memoria de Dios, pero Dios no se olvida de ti, se acuerda di ti continuamente. Sin embargo, tú podrías objetar: son sólo bonitas palabras; yo tengo muchos problemas, heridas y preocupaciones que no se resuelven con consuelos fáciles. Pues bien, es precisamente ahí que el Espíritu pide poder entrar. Porque Él, el Consolador, es Espíritu de sanación, es Espíritu de resurrección, y puede transformar esas heridas que te queman por dentro. Él nos enseña a no suprimir los recuerdos de las personas y de las situaciones que nos han hecho mal, sino a dejarlos habitar por su presencia ¡Cuántos errores, cuántos sentimientos de culpa! Por nosotros mismos no podríamos encontrar una salida. Solos no; con el Consolador sí. Porque el Espíritu sana los recuerdos. ¿Cómo? Dándole importancia a lo que cuenta, es decir, el recuerdo del amor de Dios y su mirada sobre nosotros. De este modo pone orden en la vida; nos enseña a acogernos, nos enseña a perdonar, a perdonarnos a nosotros mismos. No es fácil perdonarse a sí mismo, el Espíritu nos enseña este camino, nos enseña a reconciliarnos con el pasado. A volver a empezar” (Papa Francisco, Homilía Pentecostés 5-06.22) 

Es necesario mirar hacia adentro 
para saber en verdad quiénes somos, 
pues que nosotros quedamos muy romos 
perdiendo de nuestro hondón el Aliento. 

De lo profundo nos viene el aumento 
de la gracia que, sin saber el cómo, 
tiene la fuerza de buscar el modo 
de dejar el corazón siempre abierto. 

Cuando el fuego del Espíritu llega, 
nuestro interior lo prende en llamaradas 
que de amor lo disponen a la entrega. 

Del Espíritu atiende la llamada 
sentirás tu alma quedar tan llena, 
de no necesitar ya más de nada. 

 Pedro Jaramillo Rivas.- 
Parroquia San Juan de la Cruz – Guatemala -