María, madre del buen Pastor, aquí tienes a una oveja de tu rebaño y de Jesús. Soy una oveja descarriada: sálvame, refugio de los pecadores. Voy en busca del camino del cielo: ilumíname, o madre del buen consejo. Soy débil y miedosa: llévame en tus brazos, virgen poderosa (PR 169).
Beato Santiago Alberione