En primer lugar hay que preguntarse: ¿soy observante de los mandamientos? Segundo: ¿vivo la vida cristiana? ¿Tengo fe firme, tengo esperanza firme, tengo caridad firme y constante? ¿Estoy en estas virtudes? Y ¿vivo la vida religiosa, es decir, la pobreza, la castidad, la obediencia, la vida común? (APD56, 323).
Beato Santiago Alberione