Muchos hombres y cristianos prefieren leer libros humanos en lugar de la Biblia. ¡Cuánta gente lee de todo en el mundo menos el Libro divino! ¡Buscan afanosamente una pepita de oro perdida en las entrañas de la tierra y no saben apreciar la montaña de oro que es la Biblia! (LS 107).
Beato Santiago Alberione