La “inspiración viene”, hoy, de Jeremías (1 Lectura del domingo XXII). Al profeta le cuesta tanto desgaste anunciar la Palabra que ya no puede más… y de su boca sale un lamento, una queja: se siente “forzado” por Dios. El anuncio de Jeremías es duro (“violencia y destrucción”), pero más dura es aún la reacción (“todos se burlaban de mí”… “la Palabra se me volvió oprobio y desprecio todo el día”). Y Jeremías, desolado, llega a un propósito negativo: “ya no me acordaré de Él, ya no hablaré más en su nombre” (ya no seré “profeta”) – niega su vocación – Y de dentro – no postiza – le viene la respuesta. La Palabra es más fuerte que su queja: un fuego tan ardiente que no podía apagarlo… Buen modelo para ahondar en la “oración de queja” que, en estos días, sale con frecuencia de nuestra boca.
lunes, 31 de agosto de 2020
SONETO: PALABRA, FUEGO ARDIENTE
domingo, 30 de agosto de 2020
SONETO: ¡ÁNIMO!
Siempre lo necesitamos, pero en tiempo de pandemia nos es imprescindible el ÁNIMO. El Papa Francisco lo recodaba en la Noche de la Vigilia Pascual: “Si en el camino eres débil y frágil, si caes, no temas, Dios te tiende la mano y te dice: «Ánimo”. Pero tú podrías decir, como don Abundio: «El valor no se lo puede dar uno a uno mismo» (A. Manzoni, Los Novios, XXV). No te lo puedes dar, pero lo puedes recibir como don. Basta abrir el corazón en la oración, basta levantar un poco esa piedra puesta en la entrada de tu corazón para dejar entrar la luz de Jesús. Basta invitarlo: “Ven, Jesús, en medio de mis miedos, y dime también: Ánimo”. Contigo, Señor, seremos probados, pero no turbados. Y, a pesar de la tristeza que podamos albergar, sentiremos que debemos esperar, porque contigo la cruz florece en resurrección, porque Tú estás con nosotros en la oscuridad de nuestras noches, eres certeza en nuestras incertidumbres, Palabra en nuestros silencios, y nada podrá nunca robarnos el amor que nos tienes (Homilía de la Vigilia Pascual, 11-4-20). “No te dejes vencer en la lucha - y verás que tus adentros se inflaman - y de Jesús un “¡ÁNIMO!” escuchas”.
sábado, 29 de agosto de 2020
SONETO: HASTA QUE DESCANSE EN TI
Hoy es la fiesta de San Agustín. Su íntimo sentido de búsqueda inquieta nos viene bien avivarlo en este tiempo de pandemia. Nos recuerda el Papa Francisco: “Agustín no se encierra en sí mismo, no se acomoda, sigue buscando la verdad, el sentido de la vida, continúa buscando el rostro de Dios… no pierde la inquietud de la búsqueda espiritual. Y de este modo descubre que Dios lo esperaba… Desearía decir a quien se siente indiferente hacia Dios, hacia la fe, a quien está lejos de Dios o le ha abandonado, también a nosotros, con nuestros «alejamientos» y nuestros «abandonos» respecto a Dios, pequeños, tal vez, pero hay muchos en la vida cotidiana: mira en lo profundo de tu corazón, mira en lo íntimo de ti mismo, y pregúntate: ¿tienes un corazón que desea algo grande o un corazón adormecido por las cosas? ¿Tu corazón ha conservado la inquietud de la búsqueda o lo has dejado sofocar por las cosas, que acaban por atrofiarlo? Dios te espera, te busca: ¿qué respondes? (Homilía, 28- 813). “Mejor te será el abrir horizontes - y de tu vida pensar a lo lejos - y así con Dios tu inquietud la confrontes”
viernes, 28 de agosto de 2020
SONETO: SER LEVADURA
Podríamos pensar que nuestro esfuerzo personal, familiar y comunitario es muy poca cosa, sobre todo en este tiempo de pandemia, donde todo nos sobrepasa. Sobre la pequeñez de la levadura y el proceso de transformación que genera, recordaba el Papa Francisco: “la levadura no se mantiene levadura…; se mezcla con la harina, está en camino y hace el pan»; … «la levadura muere: se mezcla con la harina y se convierte en pan para todos, comida para todos....». “No se trata de «un problema de pequeñez», … Es, más bien, «un problema de camino», y precisamente en el camino «sucede la transformación»…: «la harina deja de ser harina y se convierte en pan, porque es dócil a la fuerza de la levadura»; y aún más: «la levadura se deja amasar con la harina». Y aunque «la harina no tiene sentimientos», podríamos pensar que en ese «dejarse amasar» se dé «algún sufrimiento», así como, después, en el «dejarse cocer» (Homilía 25-10.16). “Si piensas no tener envergadura, - a Quien te ama, tu pequeñez ofrece - y sus manos te harán ser LEVADURA”.
jueves, 27 de agosto de 2020
SONETO: LÍBRANOS DEL MAL
“En estos tiempos de pandemia, el misterio del mal se agranda. El “líbranos”, nos sale de la boca y del corazón. Y es que como recordaba el Papa Francisco, “con esta doble súplica: «no nos abandones» y «líbranos», se expresa una característica esencial de la oración cristiana. Jesús enseña a sus amigos a poner la invocación del Padre delante de todo, … La oración cristiana no cierra los ojos a la vida. Es una oración filial, pero no infantil. No está tan prendada de la paternidad de Dios, como para olvidar que el camino del hombre está plagado de dificultades. Si no estuvieran los últimos versículos del Padre Nuestro ¿cómo podrían rezar los pecadores, los perseguidos, los desesperados, los moribundos? … Hay un mal en nuestra vida, que es una presencia inexpugnable. Los libros de historia son el desolador catálogo de que nuestra existencia en este mundo ha sido una experiencia fallida. Hay un mal misterioso, que, cierto, no es obra de Dios, pero que penetra silencioso en los pliegues de la historia. … En algún momento parece que lleva la ventaja: en ciertos días su presencia parece incluso más nítida que la de la misericordia de Dios” (Audiencia, 15-5-19). “Por eso a Dios rogamos que nos libre - de esa otra cruel pandemia que nos ata; - y que del Mal nos haga más sensibles”.
miércoles, 26 de agosto de 2020
SONETO: LA TENTACIÓN
En este tiempo de pandemia, mucha gente piensa que es el mismo Dios quien nos mete en estas pruebas (en estas tentaciones). Escuchemos al Papa Francisco que nos dice: “De cualquier modo que se entienda el texto griego, debemos excluir que sea Dios el protagonista de las tentaciones… Como si Dios estuviese al acecho para poner trampas … a sus hijos. Una interpretación de este tipo… está lejos de la imagen de Dios que Jesús nos reveló. No olvidemos: el Padre Nuestro comienza con “Padre”. Y un padre no pone trampas a sus hijos. Los cristianos no tienen nada que ver con un Dios envidioso, en competencia con el hombre, o que disfruta poniéndolo a prueba… Leemos en la Carta de Santiago: «Ninguno, cuando sea probado, diga: “es Dios quien me prueba”; porque Dios ni es probado por el mal ni él prueba a nadie»» (1, 13). Al contrario: el Padre no es el autor del mal, a ningún hijo que pide un pez le da una culebra (cf. Lucas 11, 11) ... Cuando el mal aparece en la vida del hombre, Dios lucha contra él, al lado del hombre, para que pueda ser liberado. Un Dios que siempre lucha por nosotros, no contra nosotros. ¡Él es el Padre!” (Audiencia, 1-5-19). “Dios es quien en la tentación sostiene - para evitar nuestras caídas locas - y así ver cómo fieles nos mantiene”.
martes, 25 de agosto de 2020
SONETO: PERDONA NUESTRAS OFENSAS
“El cristiano que reza pide a Dios, ante todo, que le perdone sus ofensas y sus pecados, el mal que hace. Esta es la primera verdad de cada oración: aunque fuéramos personas perfectas, aunque fuéramos santos cristalinos que no se desvían nunca de una vida de bien, somos siempre hijos que le deben todo al Padre. La actitud más peligrosa de toda vida cristiana es el orgullo. Es la actitud de quien se coloca ante Dios pensando que siempre tiene las cuentas en orden con Él: el orgulloso cree que todo lo hace bien. Es la gente que se siente perfecta, la gente que critica a los demás, es gente orgullosa. Ninguno de nosotros es perfecto, ninguno” (Audiencia 17-4-19). Pensándolo bien, la invocación podría limitarse a esta primera parte, ¡sería bonita! Pero Jesús la une con una segunda expresión que hace un todo con la primera. La relación de benevolencia vertical de parte de Dios se refleja y está llamada a traducirse en la nueva relación que vivimos con nuestros hermanos: una relación horizontal… Las dos partes de la invocación están unidas por una conjunción inapelable: perdona nuestras ofensas “como” nosotros perdonamos a nuestros amigos, a la gente que vive con nosotros, a nuestros vecinos, a las personas que nos han hecho algo que no era agradable” (Audiencia, 17-4-19). “Pero a lo claro te pide una cosa: - Que a quien te haya ofendido tú lo perdones - sin el rencor de echarle encima una losa”.
lunes, 24 de agosto de 2020
SONETO: EL PAN DE CADA DÍA
Los costos sociales que está teniendo la pandemia son enormes. A los ya pobres está añadiendo multitudes de empobrecidos. Nos hará bien escuchar del Papa Francisco: “Imaginemos esta oración rezada no en la seguridad de un apartamento cómodo, sino en la precariedad de una habitación en la que uno se las arregla, donde falta lo necesario para vivir. Las palabras de Jesús adquieren una nueva fuerza. La oración cristiana … parte de la realidad, del corazón y de la carne de las personas que viven en necesidad… Y «pan» vale también para el agua, las medicinas, el hogar, el trabajo... Pedir lo necesario para vivir. El pan que el cristiano pide en oración no es «mío», sino «nuestro». Esto es lo que quiere Jesús. Nos enseña a pedirlo no solo para nosotros… Si no se reza de esta manera, el Padre Nuestro deja de ser una oración cristiana… Si el pan que Él nos da nos lo robamos entre nosotros ¿cómo podemos llamarnos hijos suyos? Esta oración contiene una actitud de empatía, una actitud de solidaridad” (Audiencia, 27-3-19). “Para que el “dánoslo hoy” Dios lo cumpla - con grande presteza dale tus manos: - verás de cuánta alegría te inundas”.
sábado, 22 de agosto de 2020
SONETO: TU VOLUNTAD
La pandemia que estamos viviendo no es fruto de la “voluntad de Dios”. La pandemia la sufrimos como un mal (en medio de tantos otros) que no responde al querer de Dios. Comentaba el Papa Francisco en sus catequesis sobre el Padre Nuestro: “Dios no es ambiguo, no se esconde detrás de enigmas, no ha planeado el futuro del mundo de una manera indescifrable. No, Él es claro. … Dios con su amor llama a la puerta de nuestro corazón ¿Por qué? Para atraernos, para atraernos a Él y llevarnos adelante por el camino de la salvación … ¡Cuánto amor hay detrás de todo esto!... Así, el rezar «hágase tu voluntad», no es una invitación a bajar servilmente la cabeza, como si fuéramos esclavos. ¡No! Dios nos quiere libres; y es su amor el que nos libera. … ¡Ay de nosotros sí, al pronunciar estas palabras, nos encogiéramos de hombros y nos rindiéramos ante un destino que nos repugna y que no conseguimos cambiar! … Una oración valiente, incluso combativa, porque en el mundo hay muchas, demasiadas realidades que no obedecen al plan de Dios… Tiene sentido obedecer a este Dios y abandonarse a Él, incluso en la hora de la prueba más dura (Audiencia del 20-3-19). “Sin en el amor, nos quedamos muy cortos. – Cuando solo el “cumplo-y miento” interesa, - el corazón se nos queda muy roto”.
SONETO: VENGA TU REINO
Vivimos un momento de crisis de valores. La pandemia está sacando a la luz muchos egoísmos personales y sociales. Hay un “sálvese quien pueda” doloroso que no presagia un real avance en el bien vivir. Sobre esta petición del Padre Nuestro decía el Papa Francisco: “Jesús ha venido. Pero el mundo todavía está marcado por el pecado, poblado por mucha gente que sufre, por personas que no se reconcilian ni perdonan, por guerras y por muchas formas de explotación… Todos estos hechos son una prueba de que la victoria de Cristo aún no se ha realizado por completo: muchos hombres y mujeres todavía viven con el corazón cerrado. En medio de todas estas situaciones… brota de los labios del cristiano: «¡Venga a nosotros tu Reino!». Que es como decir: «¡Padre, te necesitamos!, ¡Jesús te necesitamos! ¡Necesitamos que en todas partes y para siempre seas Señor entre nosotros!». «Venga a nosotros tu Reino, ven en medio de nosotros» (Audiencia del 6-3-19). “Al pedir a Dios que su Reino venga, - con la sincera oración no nos basta - con nuestro empeño Él también cuenta”.
106 años de la Sociedad de San Pablo
El pasado 20 de Agosto ya dimos noticia de que celebrábamos el 106 aniversario de la Fundación de la Sociedad de San Pablo. Hoy compartimos con vosotros este vídeo. Gracias por vuestra atención.
jueves, 20 de agosto de 2020
SONETO: SU NOMBRE Y NUESTROS NOMBRES
¡Cuántas veces estamos invocando en “nombre de Dios” en estos tiempos de pandemia…! Y ¡cuántos nombres de tantos cercanos y lejanos están saliendo de nuestros labios: súplica, intercesión, agradecimiento… desde el cariño y la amistad! El Papa Francisco hacía estos apuntes del “santificado sea tu nombre”: “que su nombre sea santificado en nosotros, en nuestra familia, en nuestra comunidad, en el mundo entero. Es Dios quien nos santifica, quien nos transforma con su amor, pero, al mismo tiempo, también somos nosotros quienes, a través de nuestro testimonio, manifestamos la santidad de Dios en el mundo, haciendo presente su nombre. Dios es santo, pero si nosotros, si nuestra vida no es santa, hay una gran incoherencia. La santidad de Dios debe reflejarse en nuestras acciones, en nuestra vida. “Yo soy cristiano, Dios es santo, pero yo hago tantas cosas malas”; no!, esto no vale. Esto también hace daño, esto escandaliza y no ayuda” (Audiencia, 27-2-19). “Que santificado sea le rogamos: - no para ejercer sobre Él el dominio - ni porque santo nosotros lo hagamos”.
106 aniversario de la SSP
Hoy, 20 de agosto de 2020, es el 106 aniversario de la Fundación de la Sociedad de San Pablo, y el comienzo de la Familia Paulina. Es una celebración, en la que nuestro medio de unión para celebrarla, es la oración y la participación en la Eucaristía, cada uno en el lugar donde estamos desarrollando nuestro apostolado, pero sin reuniones como en otras celebraciones ha habido, pues responsablemente, guardamos las debidas medidas de prevención y distanciamiento social, no sólo con la intención de protegernos, sino también y muy importante, proteger a los demás. Así pues, por medio de la oración nos hemos unido en acción de gracias a Dios, porque Él no nos ha dejado nunca de su mano, a la vez que miramos hacia el futuro confiados en que Él no abandonará la obra de sus manos.Y, aunque sintamos que la misión que Él nos ha encomendado es grande, pedimos confiados en el Señor, como en su carta nos dice el Padre Valdir José de Castro, superior General de la Sociedad de San Pablo, las fuerzas necesarias para afrontar con sensatez y creatividad necesarias para afrontar los retos de la vida y la misión paulina en este tiempo atribulado a causa de la pandemia de COVID 19. También nos ha instado a recorrer juntos este camino a la Luz de la Palabra de Dios y la Eucaristía, y nos deseaba " Feliz fiesta, y siempre adelante, tras las huellas de San Pablo y del Beato Santiago Alberione"
SONETO: ¡PADRE NUESTRO!
Invitados por el Papa, en este tiempo de pandemia, rezamos un día un “Padrenuestro universal”… ¡Cuántas veces sale a diario de nuestros labios como la oración más sencilla a la que recurrimos en dos direcciones: a) para entrar nosotros mismos en el misterio de Dios y b) para “interceder” con la misma oración de Jesús por todos los que de una manera u otra están sufriendo las consecuencias de la pandemia. Les voy a compartir el PADRENUESTRO en una serie de sonetos. Con la finalidad nos decía el Papa, de que “no lo recemos como cotorras”. Ojalá que esta serie nos valga en las dos direcciones señaladas. Sobre la invocación “Padre” -”abbá” en arameo -, nos recordaba el Papa Francisco: es la invocación “que condensa toda la novedad del Evangelio. Después de haber conocido a Jesús y de escuchar su predicación, el cristiano ya no considera a Dios como un tirano a quien temer, no le tiene miedo, sino que siente cómo en su corazón florece la confianza en Él: puede hablar de su Creador llamándolo “Padre” (Audiencia General, 16-1-19). “En el “Padre” encontraremos la holgura, - y en el alma nos poseerá la quietud - de que Él es “nuestro”, y nos da la bravura”.
para invocar a Aquel que queremos;
pues que, a veces, ni nosotros sabemos
algo más que fruncir nuestro ceño.
y llenar puedes tu alma de anhelos;
necesitado como estás de consuelo,
a tu invocar debes unir el empeño.
para sentir en tu vida la anchura,
nunca de los cielos pierdas la altitud.
y en el alma nos poseerá la quietud
de que Él es “nuestro”, y nos da la bravura.
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)
miércoles, 19 de agosto de 2020
SONETO: TU GUARDIÁN NO DUERME
martes, 18 de agosto de 2020
SONETO: PORQUE TÚ VAS CONMIGO
lunes, 17 de agosto de 2020
SONETO: YO NUNCA TE OLVIDARÉ
domingo, 16 de agosto de 2020
SONETO: PRÓDIGOS
sábado, 15 de agosto de 2020
COMPARTIENDO MI ALEGRÍA
25 aniversario en nuestro Instituto
SONETO: PLENO FINAL
En medio de la pandemia que nos tiene hondamente afligidos “en cuerpo y alma“, qué bueno sería que la fiesta de la Asunción de la Virgen nos ayudara también a ver “la salida” en cuerpo y alma (ni sólo en el cuerpo ni sólo en el alma. Una salida en plenitud). Así lo recordaba el Papa Francisco: “La realidad estupenda de la Asunción de María manifiesta y confirma la unidad de la persona humana y nos recuerda que estamos llamados a servir y glorificar a Dios con todo nuestro ser, alma y cuerpo. Servir a Dios solamente con el cuerpo sería una acción de esclavos; servirlo solo con el alma estaría en contradicción con nuestra naturaleza humana… Si hemos vivido así, en el alegre servicio a Dios, que se expresa también en un generoso servicio a los hermanos, nuestro destino, en el día de la resurrección, será similar al de nuestra Madre del cielo” (Ángelus, 15-8.18) “Corazón abierto a la vida total - y no enredado tan solo en el suelo - de María celebra su pleno final”.
Los pies bien fijos tener en la tierra y,
con ganas, nunca dejar de luchar
es este tiempo que se ha tornado infernal
y que tan graves tropiezos encierra.
El peligro tiene de que te aferra
a solo de tejas abajo mirar,
sin que tus ojos quieran saber superar
una visión que en ti mismo te encierra.
La mirada también abrir hasta el cielo
no es ajena a una mirada global
y no es cuestión de simplista consuelo.
Corazón abierto a la vida total
y no enredado tan solo en el suelo
de María celebra su pleno final.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)
viernes, 14 de agosto de 2020
SONETO: SEMILLA DE NUEVA VIDA
Necesitamos mantener viva la esperanza, que crece incluso desde las cenizas. El Papa Francisco, lo meditaba así: “Cada vez que tomamos parte de la Pasión del Señor, que acompañamos la pasión de nuestros hermanos, viviendo inclusive la propia pasión, nuestros oídos escucharán la novedad de la Resurrección: no estamos solos, el Señor nos precede en nuestro caminar removiendo las piedras que nos paralizan. Esta buena noticia hizo que esas mujeres volvieran sobre sus pasos a buscar a los Apóstoles y a los discípulos que permanecían escondidos para contarles: “La vida arrancada, destruida, aniquilada en la cruz ha despertado y vuelve a latir de nuevo” (Romano Guardini). Esta es nuestra esperanza, la que no nos podrá ser robada, silenciada o contaminada” (Meditación “un plan para resucitar”- Vida Nueva, 17-4- 20). “En brazos de María dejado inerte, - con aquel sacrificio voluntario - Jesús de NUEVA VIDA fue simiente”.
Difícil es mantener la esperanza
cuando todo tan oscuro se pone,
y a tantos dolores el virus te expone
Sin divisar una pronta mudanza.
Precisas gran cantidad de templanza,
pues que con ella abrirás horizontes y,
por mucho que oscurezca la noche,
oportunidad tendrás de bonanza.
Detente en la oscuridad del Calvario:
en la cruz nos impresiona una muerte
con destino y valor comunitario.
En brazos de María dejado inerte,
con aquel sacrificio voluntario
Jesús de NUEVA VIDA fue simiente.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)
jueves, 13 de agosto de 2020
SONETO: " A MÍ ME LO HICISTEIS"
Nos estamos jugando mucho con la actitud de nuestro corazón en estos tiempos recios con relación a los pobres, cuyo número la pandemia ha aumentado exponencialmente. El soneto está construido con un “tú” retórico, que no puede universalizarse… ¡Cuántos testimonios de auténtica solidaridad!. Pero nos es bueno recordar lo que el Papa Francisco decía refiriéndose específicamente a los enfermos, que se puede extender a todos los empobrecidos: “Sabiduría del corazón es salir de uno mismo hacia el hermano. A veces nuestro mundo olvida el valor especial del tiempo empleado junto a la cama del enfermo, porque estamos apremiados por la prisa, por el frenesí del hacer, del producir, y nos olvidamos de la dimensión de la gratuidad, del ocuparse, del hacerse cargo del otro. En el fondo, detrás de esta actitud, con frecuencia hay una fe tibia, que ha olvidado la palabra del Señor: “A mí me lo hicisteis” (Mensaje Jornada del Enfermo 2015). “A mí me lo hicisteis” cobra vigencia - con su fuerza, hoy, Jesús lo repite - Mas, a veces, no sentimos la urgencia”.
El encierro saca a flote rarezas,
y, por mucho que queramos vencerlas
y a la luz de sanos criterios ponerlas,
la desgana se nos trueca en pereza.
Nos cerramos a mirar las pobrezas
que a mucha gente les toca lamerlas.
Y muy contentos por no padecerlas,
para ni verlas volteamos cabeza.
“A mí me lo hicisteis” cobra vigencia.
Y, con su fuerza, hoy, Jesús lo repite.
Mas, a veces, no sentimos la urgencia.
Pídele que en tus entrañas habite
el deseo de vivir la clemencia,
que tu fea indiferencia erradique.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)
miércoles, 12 de agosto de 2020
SONETO: LA FE QUE SOSTIENE
Lo sabemos muy bien: la fe no es simplemente saber muchas verdades; es saber “apoyarse” en Alguien que sabemos que no falla. Como nunca, en este tiempo de pandemia necesitamos un piso fuerte en el que apoyar nuestros pies. Nos lo recordaba el Papa Francisco: “Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe, que no es tanto creer que tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti … Nos llamas a acoger este tiempo de prueba como un tiempo de opción. No es el tiempo de tu juicio, sino el de nuestro juicio: el tiempo de discernir qué es lo que cuenta y qué lo que se esfuma, de separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de redireccionar el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás” (Oración del 27-3-20). “En momentos de una tan grande angustia, - ahondar en las raíces nos conviene - y oír lo que el interior nos anuncia”.
El dolor se nos acerca implacable
y nos dejan las dudas agotados;
en lo hondo nos sentimos atrapados
por un virus hasta ahora incontrolable.
Nadie presume de ser intocable,
y el corazón se nos queda arrugado
ante tiempos que carecen de hado
e ilusiones y sueños tiran al aire.
En estos tiempos de tan grande angustia,
ahondar en las raíces te conviene
y escuchar lo que tu interior se anuncia.
Sin miedo, pues que Jesús a ti viene
y en tus adentros con fuerza te acucia
a bucear en la fe que sostiene.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)
martes, 11 de agosto de 2020
SONETO: SAMARITANOS
La reflexión de la parábola del buen samaritano se hace super-actual en el momento que vivimos. De ella dice el Papa Francisco: “Es una de las más hermosas del Evangelio. Se ha convertido, además, en un paradigma de la vida cristiana. Es el modelo de cómo debe actuar un cristiano… El samaritano, amando a su hermano como a sí mismo, muestra que ama a Dios con todo su corazón y con todas sus fuerzas y, al mismo tiempo, expresa verdadera religiosidad y plena humanidad… Ser capaz de tener compasión: esta es la clave. Esta es nuestra clave. Si no sientes compasión ante una persona necesitada, si tu corazón no se mueve, entonces algo está mal. Ten cuidado, tengamos cuidado. No nos dejemos llevar por la insensibilidad egoísta. La capacidad de compasión se ha convertido en la piedra de toque del cristiano, es más, de la enseñanza de Jesús” (Ángelus 14-7-19). “Es Jesús quien, hoy, nos mira de frente, - pues que nos quiere urgir el encargo - de que el virus nuestro amor acreciente”.
En la cuneta nos hemos quedado,
pero no sufrimos las mismas heridas.
Tenemos amenazada la vida,
pero son bien diferentes los grados.
Un recuerdo del buen samaritano,
cuando en nosotros el recelo se anida
y nos puede seducir la caída
de retirar de la ayuda las manos.
Muy fácil es que pasemos de largo,
Y el corazón dejar indiferente,
y tantos solos tragando lo amargo.
Es Jesús quien, hoy, nos mira de frente,
pues que nos quiere urgir el encargo
de que el virus nuestro amor acreciente.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)
lunes, 10 de agosto de 2020
SONETO: LA MANO QUE BUSCAMOS
La inspiración de hoy me la ha dado el texto evangélico de este domingo: Pedro que se hunde y busca LA MANO de Jesús. Los dos tercetos finales, ponen “la mano” como parte de nuestra súplica: “TU mano”; y como parte de la respuesta de Jesús: “MI mano”. La situación la ha descrito así el Papa Francisco, en el Ángelus de hoy: “Esta historia es una invitación a abandonarnos con confianza en Dios en todo momento de nuestra vida, especialmente en el momento de la prueba y la turbación. Cuando sentimos fuerte la duda y el miedo y parece que nos hundimos, no tenemos que avergonzarnos de gritar, como Pedro: «¡Señor, sálvame!». Llamar al corazón de Jesús ¡Es una bonita oración! Y el gesto de Jesús, tendiendo enseguida su mano, para agarrar la de su amigo, debe ser contemplado durante mucho tiempo: Jesús es esto: es la mano del Padre que nunca nos abandona; la mano fuerte y fiel del Padre, que quiere siempre y solo nuestro bien” (9-8-20). “Cuando el viento amenaza con hundirnos - y sentimos que nos lleva la marea, - TU mano la buscamos, aturdidos”
En tiempos de tempestad y amargura,
de vida que se queda desabrida,
es difícil de nuevo la subida
porque el alma se sume en la negrura
¡Cuánto cuesta quedarse en la espesura
sin perder el sentido de la vida!
Aunque dentro algo siempre nos convida
a vencer los tropiezos con bravura.
Cuando el viento amenaza con hundirnos
y sentimos que nos lleva la marea,
TU mano la buscamos, aturdidos
Y MI MANO la encuentras
y no afea el miedo que tuviste a ser barrido,
afianzando tu fe para que creas.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)