martes, 30 de junio de 2020

Centenario de las Hijas de San Pablo

El año pasado celebramos con alegría, y agradecidos a Dios , toda la Familia Paulina el Centenario de la fundación de la SSP.

Este año Dios nos da la gracia de poder celebrar también el Centenario de la fundación de las Hijas de San Pablo.

Con ellas nos alegramos y las felicitamos, y  desde aquí en España, queremos haceros participes de una doble celebración como podréis ver en la invitación; el Centenario y los 50 años de la apertura de la librería de San Bernardo.

Toda la Familia Paulina y amigos de la misma, nos uniremos en oración desde cualquier lugar de nuestra geografía, y esperamos que quienes visitáis nuestras páginas también os unáis para agradecer a Dios este don y rogar para que sigan procurando ser fieles a su carisma

Rosa Mª C. M.

REZAMOS CON EL APÓSTOL PABLO




San Pablo, Apóstol - Patrono de la Familia Paulina

Hoy la Familia Paulina celebramos la Solemnidad de nuestro Patrono! y de forma especial, por ser su titular, la Sociedad de San Pablo y las Hijas de San Pablo.
Desde octubre de 1954 a mayo de 1955  en "San Paolo" se publicó, por entregas, la explicación del padre Alberione de la elección de San Pablo: La Familia Paulina se propone representar y vivir a San Pablo vivo, hoy, pensando, trabajando, orando y santificándose como lo haría San Pablo si viviese hoy. Él vivió los preceptos : el amor a Dios y el del amor al prójimo, de modo tan perfecto, que podía mostrar en sí a Cristo mismo.
Nosotros estamos en camino intentando que podamos decir como San Pablo y con él,  "para mi la vida es Cristo". Conscientes de que aún no hemos llegado a identificarnos plenamente, rogamos a San Pablo para que nos auxilie en este deseo de poder llegar a vivir plenamente los dos preceptos qué el vivió y así poder decir de corazón: "PARA MI LA VIDA ES CRISTO" AMÉN

FELICIDADES A LA FAMILIA PAULINA.
ESPECIALMENTE A SOCIEDAD DE SAN PABLO E HIJAS DE SAN PABLO

Rosa Maria C.  M.

SONETO: OÍDOS ABIERTOS

Nuestros oídos no sirven simplemente para llevar hermosos aretes. Nuestros oídos nos dan la capacidad de escuchar. Capacidad que muchas veces no aprovechamos. Refiriéndose a este tiempo de pandemia, decía el Papa Francisco: “En este tiempo, hay mucho silencio. Incluso se puede oír el silencio. Que este silencio, que es algo nuevo en nuestros hábitos, nos enseñe a escuchar, nos haga crecer en nuestra capacidad de escucha (Introducción a la Misa en Santa Marta, 21-4-20). Y lo que pedía a los jóvenes en el Mensaje para la Jornada de Juventud- 2020, vale para todos “No os dejéis robar la sensibilidad. Que siempre podáis escuchar el gemido de quien sufre; dejaos conmover por aquellos que lloran y mueren en el mundo actual”. « “No te canses de escuchar ni fatigues, - aunque por respuesta tú des el silencio, - si tu interior encendido mantienes”. 


La pandemia tiempo es de desahogo, 
que busca con mucha urgencia la escucha, 
pues que es demasiado fuerte la lucha 
y la ansiedad hace buscar el apoyo. 

      Momentos son para no hacerse el sordo, 
       pues que la recarga interior es mucha, 
     al desconcierto que con crueldad acucia 
          tus oídos no los dejes para adorno. 

         No te canses de escuchar ni fatigues, 
       aunque por respuesta tú des el silencio, 
          si tu interior encendido mantienes. 

      Que en momentos de tan gran desconcierto, 
        con mucho, es mejor que no te imagines 
             que sin escucha florece el desierto. 

P. Pedro Jaramillo 
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

Mes de San Pablo - día 30

PROPAGAR EL CULTO A SAN PABLO
En todas las cosas sucede así: el amor se desata en alabanza, el amor enciende, el amor quiere enaltecer a quien ama.

También hace así el Señor con sus predilectos. Y así hizo san Pablo respecto a Jesucristo: «que Jesús sea predicado, que Jesucristo reine, que Jesucristo sea amado».

Quien ama quiere hacer amar, quien ama quiere llevar a los demás a participar de los frutos de su amor.

El verdadero devoto de san Pablo predica a san Pablo, le da a conocer, hace que le recen, que le amen.

Todos somos deudores de san Pablo. Las gracias de san Pablo son admirables. La devoción a san Pablo robustece el espíritu.

Suele decirse que la devoción a san Pablo no es popular, es devoción de los doctos, de los Padres de la Iglesia, de los obispos...
¡Pero era la devoción del pueblo al principio de la Iglesia! Llega la hora, y es ésta, en que la devoción a san Pablo ha de tener de nuevo su sitio en el corazón del pueblo cristiano.
¿Qué significa difundir la devoción a san Pablo?
Quiere decir darle a conocer, hacer que se le rece. La devoción a san Pablo es algo de grande para un alma, y es un gran don de la misericordia de Dios.

Por eso entra en las almas con más dificultad.

Pero cuando empieza a entrar, se abre camino, roba el corazón, se adueña del alma, transforma la vida y ya no decae, crece de continuo. Hay que dar a conocer a san Pablo: su conversión, su trabajo por las almas, sus tribulaciones, su corazón, sus Cartas, la vida, la misión, la gracia.

Él es el caballero del Espíritu Santo, el enamorado del Padre celeste, el devoto de María.

Su vida es interesantísima; edificante resulta la historia de la redención de los gentiles, de nuestra redención.

Hay que hacer amar a san Pablo, porque él nos ha amado antes, y nos quiere con cariño inenarrable; porque nuestro corazón, en el amor a san Pablo, se llena de amor a Jesucristo y ordena toda la vida a la patria celeste.

Hay que hacer que a san Pablo se le rece, porque su potencia es pareja a su amor; él nos atiende en todas nuestras necesidades, y Dios le escucha. Las gracias que se obtienen son múltiples, y los testimonios de reconocimiento crecen actualmente, de modo que ahora los prodigios de su bondad no caben en un gran número de páginas.
Obsequio: Ofrecer una estampa o por lo menos hablar una vez de san Pablo, animando a los demás a rezarle.
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.

30 de junio


lunes, 29 de junio de 2020

FIESTA DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

Mes de San Pablo - día 29

EL VALOR DE LA GRACIA
Se trata de un argumento que supera aún todas las fuerzas de nuestra inteligencia, que debe ser meditado con profunda humildad de corazón y con amor agradecido y ferviente, porque es inefable por sus maravillas y abrumador por su importancia.

A menudo somos naturalistas y no cristianos, el mundo es frecuentemente pagano y no cristiano, aun tratando de los santos y de las cosas más santas los doctores suelen ser racionalistas más que cristianos. Lo que nos hace cristianos es la gracia; la enseñanza de san Pablo está toda impregnada de la doctrina de la gracia: el cometido, la importancia de la gracia, la necesidad de contar con la gracia. Sobre esto vamos a meditar.
1. La necesidad de la gracia.
Un hombre sin alma es un hombre muerto; un alma sin la gracia es un alma muerta.

Hay gran diferencia entre quien tiene la gracia y quien carece de ella, como entre la vida y la muerte, entre la tierra y el cielo, entre el infierno y el paraíso, entre el pecado y Dios.
La enseñanza de san Pablo sobre la gracia puede sintetizarse en tres principios, de suma importancia: «Soy lo que soy por gracia de Dios». San Pablo es una creación de la gracia y ésta resulta ser la palanca potente de su apostolado. El Apóstol atestigua este origen de su ser, justo cuando el Espíritu Santo le hace hablar de sus revelaciones y de sus torturas por Jesucristo, así como de sus grandezas apostólicas. Por eso confiesa: «El ángel de Satanás me abofetea, pero Dios me responde: te basta mi gracia»; «veo en mis miembros la ley que repugna a mi espíritu: ¿quién me librará? La gracia de Jesucristo».

Segundo principio: «De nosotros, con nuestras propias fuerzas, no somos capaces de formular un pensamiento bueno; no podemos ni pronunciar el nombre de Jesús». La gracia nos ha salvado, no el valor de nuestras obras: la gracia que sobreabundó donde abundó el delito, y por tanto para la salvación no es cuestión de hombres que corren o que se agitan, sino de misericordia del Señor, que se sirve de las cosas que no son para salvar las que son algo.

El tercer principio de san Pablo es este: somos los cooperadores de Dios para nuestra santificación y para cuanto de bien Dios nos llama a cumplir con él; por eso tenemos el deber de no despreciar la gracia de la que Dios nos hace merced, sino suscitarla, mantenerla viva y fecunda en nosotros.
Obsequio: Un examen de conciencia sobre este punto: en mis cosas, ¿cuento con la gracia?
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones

29 de junio


SONETO: DOLOR ESPERANZADO

El dolor es compañero inseparable de la pandemia. De distintas formas, todos estamos sufriendo (por eso el “yo” retórico del soneto de hoy); a veces, lo sufrimos tanto, que se apodera del alma una desesperanza crónica. ¿Qué hacer para que ese dolor sea como el pudrirse del grano para dar fruto? En la noche de la Vigilia Pascual el Papa exhortaba a todos con firmeza: “Podemos y debemos esperar, porque Dios es fiel, no nos ha dejado solos, nos ha visitado y se ha acercado a nosotros en toda situación: en el dolor, en la angustia y en la muerte. Su luz iluminó la oscuridad del sepulcro, y hoy quiere llegar a los rincones más oscuros de la vida. Hermana, hermano: aunque en el corazón hayas sepultado tu esperanza, no te rindas: Dios es más grande. La oscuridad y la muerte no tienen la última palabra. ¡Ánimo, con Dios nada está perdido! (11-4-20) “Desde esta situación a Dios reclama - no salir de esta pandemia quemado. - Seguro que Él responde a tu llamada”. 



De problemas abrumado y solo, 
la vida se me torna muy huidiza, 
como estar recibiendo una paliza 
que en los suelos me deja como lodo. 

Ansia siento porque no me controlo, 
y se entabla en mi interior una gran liza,
pues fuego es desbocado me atiza 
y siento que me quemo y que me enlodo. 

A Dios desde esta situación reclama 
no salir de esta pandemia quemado. 
Seguro que Él responde a tu llamada. 

De pronto no estará todo arreglado,
 pero ya habrás encendido una llama 
y tu dolor sentirás esperanzado. 

P. Pedro Jaramillo 
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

domingo, 28 de junio de 2020

Mes de San Pablo - día 28

JESUCRISTO
CENTRO UNIVERSAL
El Evangelio de san Pablo no viene de los hombres, sino de Dios. San Pablo no ha predicado cosas humanas, ni con las palabras o con los métodos de la sabiduría humana, «para no hacer vana la cruz de Jesucristo».
San Pablo enseña que Jesucristo es el centro universal. Esta enseñanza constituye una declaración histórica. Los últimos enemigos de la Iglesia, aun hoy, creen oponer al cristianismo esta extraña dificultad: la religión de Jesucristo es una teoría, sólo una teoría. Pero san Pablo, hace ya veinte siglos, les tapaba la boca y les convencía de su ignorancia histórica: la religión cristiana es la historia del mundo, ¡Jesucristo es el centro de la historia!

«La riqueza de la gracia de Dios ha sobreabundado en nosotros con infinita sabiduría e inteligencia para dar a conocer el misterio de su amor que es llevar la historia a su plenitud instaurándolo todo en Jesucristo».

Con esto, san Pablo quiere decir que todos los siglos y los imperios y la historia precedente a Jesucristo fueron para orientar el ambiente al Evangelio; los siglos posteriores son el desarrollo del Evangelio, y los futuros serán la historia del progreso del Evangelio.

Por la fe sabemos que los siglos fueron adaptados en vista de Jesucristo, centro de la historia. Jesucristo es el corazón de todos; y así como toda la sangre sale del corazón y nutre los tejidos, así todo el bien brota de Jesucristo: éste es la cabeza de todo (eso significa el verbo griego “recapitular”); a todos dirige y ordena hacia sí; todos los hombres y los tiempos y las naciones y acontecimientos dependen de él.

Obsequio: Repetir a menudo durante el día el saludo “alabado sea Jesucristo”.
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.

28 de junio


SONETO: NUESTRA TRISTEZA

Es un hecho que el tiempo de coronavirus y el confinamiento que supone son generadores de una tristeza que mal sabemos digerir. El Papa Francisco, en la Eucaristía del Corpus, salía al encuentro de esta situación. Nos decía: “Con Jesús podemos inmunizarnos de la tristeza. Ante nuestros ojos siempre estarán nuestras caídas y dificultades, los problemas en casa y en el trabajo, los sueños incumplidos. Pero su peso no nos podrá aplastar porque en lo más profundo está Jesús, que nos alienta con su amor” (14-6-20). “Pero no sólo lo malo se menea, -que mucho y bueno hay en mis anhelos - de afectos provocar una marea”. 


Encerrado, me embarga la tristeza: 
los muros de la casa quedan cortos, 
a la familia me cierro y poco aporto, 
y es frecuente que asome la crudeza. 

Que del ánimo salga la grandeza: 
es mi súplica al ya sentirme roto. 
Y es verdad que si mi interior no acoto 
desde dentro me salen las proezas. 

Estar tristes es la culpa del momento 
que a tal punto nos hiere y zarandea 
de sacar lo más duro del adentro. 

Pero no sólo lo malo se menea, 
que mucho y bueno hay en mis anhelos 
de afectos provocar una marea. 

P. Pedro Jaramillo 
Parroquia de San Juan de la Cruz

sábado, 27 de junio de 2020

SONETO: NUESTROS OJOS

Mirar la realidad de frente, con los ojos bien abiertos, nos es difícil. Y de ahí tantas evasiones hacia lo que podría haber sido de otra manera. El Papa Francisco, comentando la escena de Emaús: El cambio de marcha es éste (con un juego de palabras) pasar del “si” (condicional) al “sí” (afirmativo). 
Del “si” – condicional –: ‘si Jesús nos hubiera liberado a nuestro modo, si Dios me hubiera escuchado, si la vida hubiera sido como yo quería, si tuviera esto o aquello...”,… todo en tono de queja. Este “si” –condicional- no nos ayuda ni a nosotros ni a los demás, no es fecundo. Pero los de Emaús pasaron al sí –afirmativo -: ‘¡sí!, el Señor está vivo, camina con nosotros. ¡Sí!, ahora, y no mañana, nos ponemos en marcha de nuevo para anunciarlo’. Nosotros nos debemos decir: “¡Sí!, puedo hacer esto o aquello para que la gente sea más feliz, para que la gente sea mejor, para ayudar a mucha gente. ¡Sí!, ¡sí!, puedo”. Del “si – condicional - al ¡sí! –afirmativo -: de las quejas a la alegría y a la paz, porque cuando nos quejamos, no estamos alegres; estamos grises con el gris de la tristeza. Y esto no ayuda ni nos hace crecer bien. De “si a ¡sí!, de la queja a la alegría del servicio” (Regina Coeli, 26-4-20). “Si con Jesús no miramos atentos - lo haremos con mirada muy escasa - pues equivocación es y muy crasa,-mirarla sin horizontes abiertos”



Necesitamos los ojos abiertos
para saber en realidad qué nos pasa,
pues que no es fácil sentir como masa
lo que cada quien llevamos por dentro.

Si con Jesús no miramos atentos,
lo haremos con mirada muy escasa,
pues equivocación es y muy crasa
mirarla sin horizontes abiertos.

Y en mirada parcial siempre se queda,
cuando solo nuestros ojos usamos
tan confusos y ofuscados por penas.

               Queremos los de Jesús trasplantados,
               sabiendo que de su parte no hay veda
              pues lo que es suyo del todo lo ha dado.


P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

mes de San Pablo - día 27

LA PACIENCIA DE SAN PABLO
Una tercera gracia hemos de pedir a san Pablo, conforme con su espíritu y sumamente necesaria para nosotros. Nos la alcanza el Apóstol con su gran corazón y particular eficacia.

Esta gracia asegura al apostolado frutos, acierto, y victoria en el trabajo de santificación: es la paciencia, virtud o, mejor, conjunto de virtudes que es una prerrogativa de la caridad: «la caridad es paciente»; se trata de un fruto del Espíritu Santo y por tanto signo y medida de la presencia del mismo en el alma; es la prueba de nuestro apego a Dios: «la paciencia produce una virtud probada».

Sobre todo, la paciencia, dice san Pablo, corona la obra de la propia santificación y del apostolado.
1. Qué es la paciencia y necesidad de ella.
La vida cotidiana ofrece muchísimas ocasiones de hacernos preciosos méritos de paciencia. Conocemos muy bien y sabemos cualificar los muchos actos de impaciencia ante las dificultades y el contacto de nuestras pequeñas cruces. La paciencia es una virtud que nos sostiene en esas dificultades y nos hace tolerar animosamente las tribulaciones.
¿Cómo adquirió san Pablo el mérito de la paciencia?
Lo adquirió para sí y para las almas que le fueron devotas.

Nos admira, sorprende y conmueve profundamente ver cómo un hombre haya podido vivir una vida de tantas penas. Pero la tribulación, dice san Pablo, es el legado de las almas queridas por Dios, y desde el principio Jesús anunció a Ananías: «Le mostraré cuánto deberá sufrir por mi nombre». «La mucha paciencia es el signo de mi apostolado», escribe él.

Y dice también: «Completo en mi cuerpo lo que falta a la pasión de Jesucristo».  Pidamos a san Pablo la gracia de la paciencia. Los devotos de san Pablo participan del gran don que se le hizo, como dice él mismo: «Se os ha dado no sólo creer en Jesucristo, sino sufrir por él».
Obsequio: Ofrece con reconocimiento a Dios la pena más grande que te aflige.
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.

27 de junio


viernes, 26 de junio de 2020

SONETO: NUESTRAS MANOS

Es un hecho que, de muchas maneras, el tiempo de la pandemia lo está siendo de solidaridad. Mucha gente se está acordando de los pobres. El Papa Francisco: “junto con la obligación de acordarse de los pobres, una indicación preciosa: «cuando le des algo, dáselo de buena gana» (Dt 15, 10)… La caridad requiere, sobre todo, una actitud de alegría interior. Ofrecer misericordia no puede ser un peso o un fastidio del que liberarnos cuanto antes... ‘No desvíes tu mirada de ningún pobre, y Dios no desviará de ti la suya’ (Tb 4, 7-8)… No es la apariencia lo que cuenta, sino la capacidad de detenerse para mirar a la cara de la persona que pide ayuda (Audiencia 9-4-16). Obras de caridad que son el primer paso para avanzar en la convicción de que otro mundo es posible. El Papa Francisco había dicho “la propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios. Y nuestra respuesta de amor tampoco debería entenderse como una mera suma de pequeños gestos personales, dirigidos a algunos necesitados. Eso podría constituir una «caridad a la carta», una serie de acciones tendentes sólo a tranquilizar la propia conciencia. La propuesta es ‘el Reino de Dios’… En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Y es que, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales.”(EG, 180). Para construir “otro mundo que sí tenga alma”.



Manos abiertas que suplican y piden, 
dolidos testigos de unos vacíos 
que no llenarán tus palabreríos, 
pues con obras solidarias se miden. 

Y manos abiertas, dispuestas a dar 
de lo que parece ser como mío; 
cuando en mi mano yo sólo desvío 
lo que Dios para todos quiere donar. 

Manos que piden y dan se entrecruzan 
y, aunque ahora a distancia lo hagan, 
con la unción del amor quedan juntas. 

Y, cruzándose, esa unión la propagan, 
        haciendo que llegue a tantas preguntas 
        pidiendo otro mundo que sí tenga alma. 

P. Pedro Jaramillo 
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

Mes de San Pablo - día 26

CÓMO REZAR A SAN PABLO - II
Sin duda las devociones que redundan en mayor honor de Dios y son más provechosas para nosotros son la santa Misa y la comunión. Nada podemos hacer mejor que ofrecer al Señor la santa Misa y hacer una comunión presentándola a Dios por medio de san Pablo. – Veamos qué significa esto, cuán bueno es y cómo se hace.

La Misa y la comunión, como todas las obras de culto y devoción, van siempre a terminar en Dios, único principio y fin de nuestra vida. Pero podemos presentarlas mediante los santos, hacerlas en unión con ellos, por ellos y en ellos. Esto quiere decir que nosotros, buscando agradar a san Pablo, que tanto estimaba la Misa y la comunión, realizamos estas dos obras de piedad; se las presentamos a Dios por manos de san Pablo; tratamos de hacerlas con el espíritu de devoción que en ellas ponía el Apóstol; hacemos nuestras sus mismas intenciones.
Que se trata de cosas santas es indudable, pues son las prácticas que mejor nos obtienen las bendiciones de san Pablo. En efecto, ¿qué puede haber de más santo, de más entrañable al corazón de san Pablo que la santa Misa y la comunión? ¿No se ocupaba él de estas cosas con todo su espíritu y con tal ardor y amor que se le iba el tiempo como volando, sin darse cuenta? Sabemos que al menos dos veces pasó toda la jornada dedicado a celebrar la santa Misa, confesar y predicar. – ¿Qué otra cosa podrá ser más grata a san Pablo, sabiendo que la Misa y la comunión dan a Dios tanto honor y sirven para merecernos incontables gracias?

En sus Cartas da varias recomendaciones sobre la celebración de esos sagrados misterios; quiere que se tenga la máxima limpieza de conciencia; que las mujeres lleven el velo en la iglesia por reverencia a los ángeles que asisten temblando al santo sacrificio de la Misa.
Recordemos el celo de san Pablo en la celebración de los santos misterios para dar a conocer el precio de la sangre de nuestro Señor Jesucristo. Convencidos de encontrar el gusto de Dios en el de san Pablo, estemos atentos al oír muchas misas y hacer muchas comuniones.

Cuando venimos a la iglesia, convendrá preguntarnos: si san Pablo estuviera en mi lugar, ¿cómo escucharía la misa y haría la comunión? ¿Cómo se comportaba él? – Pidámosle también que nos preste su amor, su ardor, especialmente el ardor y el amor vivísimos que ahora tiene en el cielo.

En cuanto a las intenciones, ciertamente no nos será posible tenerlas mejores que las de san Pablo en la tierra y especialmente las que tiene ahora en el paraíso. Nuestra Misa y comunión ofrecidas al Señor por manos de san Pablo llegarán más seguramente al corazón de Dios y con la intercesión de san Pablo nos obtendrán mayores gracias.
Obsequio: Vivo la Eucaristía con las mejores disposiciones para recibir las gracias que Dios me otorga.
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.

26 de junio


jueves, 25 de junio de 2020

SONETO: DESCALZOS

El acercamiento al que sufre y al pobre es un acercamiento “sagrado”. El Papa Francisco ha insistido mucho en el cómo acercarse a los pobres, partiendo de una afirmación que estremece: El “camino del encuentro con Jesús -Dios- son sus llagas. No hay otro” (3-7-13). Y a cuatro verbos, empleados específicamente para la acogida a los migrantes, pero que pueden extenderse a todo tipo de pobres: *Acoger, *proteger, *promover e *integrar, en el mensaje para el 2020 ha añadido otras seis parejas de verbos: *conocer para comprender (“los pobres no son números, son personas”) *Prójimos para servir (“los miedos nos impiden acercarnos como prójimos y servir con amor”) *Reconciliarse y escuchar (“sólo a través de una escucha humilde y atenta podremos llegar a reconciliarnos de verdad”) *Crecer y compartir (“tenemos que aprender a compartir para crecer juntos, sin dejar fuera a nadie”) *Involucrar para promover (“Si queremos realmente promover a las personas a quienes ofrecemos asistencia, tenemos que involucrarlas y hacerlas protagonistas de su propio rescate”) *Colaborar para construir («Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace acepción de personas»). “Pero haz tu ayuda con recto sentido - Y al tiempo que socorres tantos yerros + Sueña en un mundo mejor compartido”. 



Al acercarte a la gente que sufre, 
no vayas sin haberte descalzado, 
pues el que tienes delante es sagrado 
y con él tu vanidad no la cubres. 

No te subas más allá de las nubes 
ni buscando vayas el ser ensalzado, 
pues que así te sentirás ya pagado 
y peldaños hacia el cielo no subes. 

El compartir con los pobres y enfermos 
señal es de corazones partidos, 
que son fecundos y no quedan yermos. 

Pero haz tu ayuda con recto sentido: 
Y, al tiempo de socorrer tantos yerros, 
sueña en un mundo mejor compartido. 


P. Pedro Jaramillo 
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

Mes a San Pablo - día 25

CÓMO REZAR A SAN PABLO - I
Son muchas las oraciones que la Iglesia ha aprobado e incluso indulgenciado en honor del gran apóstol Pablo. Para nosotros, empero, la más adecuada a nuestras necesidades especiales es la coronita de san Pablo. En ella se concentra lo que de modo particular debemos pedir a nuestro protector.

Cinco son las gracias que más ordinariamente hay que pedir como buenos devotos de san Pablo, a saber: la victoria sobre la pasión principal, con la adquisición de la virtud contraria; el espíritu de pobreza, que san Pablo predicó y de la que dio ejemplo constante; la obediencia pronta y gozosa en todo; la castidad según nuestro estado especial; el celo por la salvación de las almas, que puede ejercitarse de varias formas. Y bien, estas son las gracias que se piden precisamente en las cinco breves oraciones de la coronita.

Comentando estas breves oraciones, observamos que en ellas hay siempre tres pensamientos: uno de alabanza a Dios, otro de admiración hacia el Apóstol, y un tercero de súplica para nosotros. La admiración hacia san Pablo es justa y necesaria, pues con ello nos inclinamos ante un sol de ciencia y un héroe de virtud. En cuanto a la súplica por nosotros es fácil comprender cuán útil sea en nuestras míseras condiciones.

Considerando cada uno de los pensamientos expresados en estas oraciones, se ve mejor su belleza y valor. En efecto:
En la primera oración bendecimos al Señor por el milagro obrado al convertir a san Pablo; admiramos al Apóstol por su docilidad a la gracia de Dios, y pedimos convertirnos cada día de nuestro defecto principal.

En la segunda oración bendecimos al Señor por habernos dado en san Pablo un maestro perfecto de la bella virtud; gozosos admiramos al Apóstol por sus enseñanzas, y atraídos por el perfume de sus virtudes le pedimos que nos obtenga la gracia de seguirle.

En la tercera oración alabamos al Señor por haber dado a san Pablo una perfecta obediencia; admiramos al Apóstol como modelo perfecto en esta virtud, y le pedimos que nos haga partícipes en ella.

En la cuarta oración alabamos a Dios por haber enamorado a san Pablo con los bienes del cielo hasta el punto de despegarle de los de la tierra; admiramos al Apóstol por su pobreza de espíritu, y pedimos por su intercesión dicha virtud.

En la quinta oración bendecimos al Señor que dio a san Pablo tanto celo; admiramos sus fatigas apostólicas, y pedimos poder seguirle al menos de lejos.
Obsequio: Recito una oración a San Pablo
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.

25 de junio


miércoles, 24 de junio de 2020

SONETO: EL MORRAL

Nos referíamos ayer al “camino”. El que nos toca hacer en el tiempo de pandemia, no es en solitario. Todos somos caminantes en las mismas dramáticas situaciones. Lo que no podemos es ser caminantes cada quien por nuestro lado. Llamados estamos a compartir nuestro morral. El domingo de Pascua, nos recordaba el Papa Francisco: “Este no es tiempo de indiferencia… Que Jesús resucitado conceda esperanza a todos los pobres, a quienes viven en las periferias, a los emigrantes y a los sin techo. Que estos hermanos y hermanas más débiles no se sientan solos. Procuremos que no les falten los bienes de primera necesidad ni la posibilidad de una adecuada asistencia sanitaria” (Bendición Urbi et Orbi, 12-4-2020). “La perla más preciosa tú habrás dado – cuando puedas tú mismo añicinartede tanto amor de tu morral sacado”. 


Y ¿de qué podría yo llenar mi morral 
para este extraño y duro camino, 
si quiero compartir con mucho tino 
lo que a todos el mal pueda aliviar? 

Tan solo cargarás con lo esencial 
y todo el corazón lleva contigo, 
pensando que está lejos el destino 
y que el camino no lo puedes parar. 

Con sencilla humildad sé acompañante: 
que nadie vacío quede a tu lado, 
pues que el morral lleno está de diamantes.

La perla más preciosa tú habrás dado, 
cuando puedas tú mismo alucinarte 
de tanto amor de tu morral sacado. 

P. Pedro Jaramillo 
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

Mes a San Pablo - día 24

LA SANTIDAD
A san Pablo hemos de pedirle las gracias que nos son más necesarias. Y éstas son dos: nuestra santificación y adquirir la virtud que más nos interesa. La santificación es la gracia general y hay que pedirla durante toda la vida; la adquisición de la virtud más necesaria es lo que precisamos en el momento actual. Nuestra santificación es necesaria como la finalidad principal de la vida: «Una sola cosa es necesaria» dijo Jesucristo a Marta, preocupada por demasiadas cosas. ¿De qué nos valdrán las riquezas, los honores y los placeres si no nos salváramos?  «Sean perfectos –dijo también Jesús– como es perfecto su Padre celeste». Pero esta perfección no se alcanza de golpe: hay que comenzar por una virtud y luego luchar hasta poseerla. Virtud a virtud, con fuerza, orando, trabajando, con los exámenes de conciencia y con la vigilancia.
San Pablo tuvo siempre ante sí este ideal altísimo, que le guió en todo: salvarse, perfeccionarse, hacerse santo, a costa incluso de los más graves sacrificios, «con tal de llegar al final de mi carrera ». Y se lo predicaba a los demás: «Tiendan a la perfección», sean santos. «Comportémonos en todo con mucha paciencia en las tribulaciones, en las angustias, en las necesidades, en los apaleamientos, en las cárceles, en medio a las sediciones, en las fatigas, en las vigilias, en los ayunos; con la castidad, con la ciencia, con la longanimidad, con la mansedumbre, con el Espíritu Santo, con la caridad; con la palabra de la verdad, con la fuerza de Dios, con las armas de la justicia a derecha y a izquierda; por medio de la gloria y de la ignominia, de la infamia y del buen nombre; como seductores, pero veraces; como ignorados, pero conocidos; como moribundos, pero bien vivos; casi con melancolía, pero siempre alegres; casi como mendigos, pero haciendo ricos a muchos; como privados de todo, pero poseedores de todo».

En su vida, san Pablo se esforzó especialmente en adquirir la caridad verdadera, que «es paciente y benigna, que todo lo soporta» hasta la muerte... Dominó su carácter, frenó su ira, se hizo fuerte como un león y manso como un cordero.
Obsequio: reconozco las gracias que necesito y se las pido a San Pablo
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.

24 de junio


martes, 23 de junio de 2020

SONETO: EL CAMINO

Continuamos con esta serie de sonetos, que gracias a la amabilidad de D. Pedro Jaramillo, a quien ya presentamos en anteriores sonetos, podemos haceros llegar.


Ayer hablábamos de Meta, hoy, de camino. El aislamiento no nos quita nuestra condición de caminantes con otros y por otros. El camino pone a prueba “la creatividad del amor”. Escuchamos al Papa Francisco: “es un momento difícil para todos. Para muchos, muy difícil. Quiero expresar a todos mi cercanía y mi afecto. Intentemos, si podemos, aprovechar este tiempo lo mejor posible: seamos generosos; ayudemos a quien lo necesita en nuestro entorno; busquemos, a lo mejor por teléfono o en las redes sociales, a las personas que están más solas; recemos al Señor por los que pasan por esta prueba en todo el mundo. Aunque estemos aislados, el pensamiento y el espíritu pueden llegar lejos con la creatividad del amor. Es lo que hace falta hoy: la creatividad del amor” (Video-mensaje, 4- 4-2020): “no pretendas meter en aislamiento –el empeño de tu amor por la gente – pues que ese amor te pide cumplimiento”. 



Solo tu camino no intentes hacer, 
pues que el virus no te ha hecho solitario. 
Verdad es que estamos sufriendo un calvario, 
pero es juntos como podemos vencer. 


Con los otros estás llamado a correr 
para no recrear el escenario 
de recorrer el camino contrario 
con el riesgo de que te puedas perder. 


No pretendas meter en aislamiento 
el empeño de tu amor por la gente 
Pues que ese amor te pide cumplimiento. 

La frialdad que quiere copar tu mente 
en tiempo de obligado encerramiento, 
la sacuda un corazón más ardiente. 

P. Pedro Jaramillo 
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

Mes a San Pablo - día 23

EL ESPÍRITU DEL APOSTOLADO
Dos series de gracias hemos de pedir especialmente a san Pablo: las que son más conformes a su espíritu, y las que son más conformes a nuestras necesidades.
Qué gracia nos concede san Pablo.

De esto entendemos qué gracias quiere especialmente concedernos san Pablo: el espíritu de celo, de amor a las almas; el deseo de trabajar por el Apostolado de la Prensa, de favorecer con todos los medios las asociaciones destinadas a combatir la masonería, el socialismo, la inmoralidad. San Pablo quiere obtener para la prensa muchas vocaciones, para los escritores la gracia de escribir con espíritu cristiano, a los propagandistas la de hacer penetrar doquier los buenos libros y los buenos periódicos. San Pablo quiere obtener muchas vocaciones al clero, a los misioneros, a la vida piadosa y religiosa.

Estas son las gracias que más obtiene. Él fue un convertido, y quiere que le pidamos la conversión de los malos; él se rindió ante la cruz, y quiere que todos se arrodillen ante Jesucristo. Hablando de nosotros, de modo especial debemos pedir la gracia de la vocación, la gracia de conocerla, la gracia de entregarnos a ella con todo el empuje, el fervor y ardor de que seamos capaces. Y hablando de la Casa, hemos de pedir la formación del espíritu bueno que le es necesario. Nosotros lo entendemos poco, pero san Pablo lo ve; pidamos que nos dirija, ilumine, nos lleve de la mano.
Obsequio: Tres veces al día dirigir un estímulo al bien a quienes tienen que tratar con nosotros.
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.

23 de junio


lunes, 22 de junio de 2020

SONETO: LA META

Bueno es recordar en este tiempo de oscuridad y de muerte que somos hombres y mujeres “meta-dirigidos” … Con tanta fuerza que el final no puede ser un fracaso, sino el alcanzar la Meta (con mayúscula). En plena crisis de coronavirus, la voz del Papa Francisco: “La tumba es el lugar donde quien entra no sale. Pero Jesús salió por nosotros, resucitó por nosotros, para llevar vida donde había muerte, para relanzar una nueva vida de aquella sobre la que se había colocado una losa. Él, que removió la piedra de la entrada de la tumba, puede remover las piedras que cierran el corazón. Por esto, no cedamos a la resignación, no tapemos la esperanza con una losa. Podemos y debemos esperar, porque Dios es fiel, no nos deja solos, está con nosotros en toda situación: en el dolor, en la angustia y en la muerte. Su luz iluminó la oscuridad del sepulcro, y hoy quiere llegar a los rincones más oscuros de la vida. Hermana, hermano: aunque en el corazón hayas sepultado la esperanza, no te rindas: Dios es más grande. La oscuridad y la muerte no tienen la última palabra. Ánimo, con Dios nada está perdido” (Homilía de la Vigilia Pascual, 11-4-2020). 





Lo que es utópico, pero posible 
muchas veces te lo pusiste de meta, 
y sin dejar en tu opción una grieta 
a fuerza de tesón se hizo factible. 

Y devino tu vida así creíble, 
aun si la cosa te pidió ser asceta, 
pues que los grandes esfuerzos no aprietan, 
cuando los logros los hacen flexibles. 

Con metas nuestra vida es activada 
y el final no puede ser un fracaso: 
a la META de las metas es llegada. 

En momentos oscuros no es el caso 
de poner la derrota por coartada, 
pues en nacer se convierte tu ocaso. 

P. Pedro Jaramillo 
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

Mes de San Pablo - día 22

SAN PABLO NOS AMA
Gran cosa es saber que san Pablo, con sus oraciones, puede obtenernos cuanto necesitemos. Surge entonces espontánea otra pregunta: ¿Pero este santo, nos quiere, piensa en nosotros, se ocupa de cada uno?– Sí, respondo; y mucho.
Un padre ama a sus hijos, un apóstol a quienes ha evangelizado, un maestro a sus alumnos. Y bien, san Pablo es nuestro padre por ser nuestro patrono especial; nosotros le hemos escogido como padre de adopción, y él nos ha aceptado como hijos adoptivos; y con sus hijos quiere hacer de padre, como escribía a los fieles de una de las Iglesias fundada por él: Recuerden que aunque tuvieran muchos maestros, sólo yo soy su padre porque os engendré a la gracia del Evangelio. San Pablo es el apóstol encendido en amor a las almas; ya en esta tierra vivía para ellas y sus Cartas están llenas de las más | tiernas expresiones de afecto. Ahora él nos instruye a nosotros. La doctrina que aprendan es suya; lo que se os dice está casi siempre tomado de sus Cartas; él nos amaestra con el esplendor de sus ejemplos. ¡Cuánto afecto, pues, no nos tendrá en el paraíso!
¡Qué gran consuelo es este para nosotros! Somos pobres y pecadores, no mereceríamos del Señor más que castigos; pero entre el Señor y nosotros hay un gran santo que perora nuestra causa, nos defiende, intercede, piensa en nosotros más de lo cada uno puede pensar en sí mismo. San Pablo tiene un ojo escrutador, miradas vivaces, casi impetuosas; pero en el fondo están llenas de aquel afecto robusto y profundo que le llevaba a escribir: «Yo quisiera dar mi vida por ustedes». ¡Sí, qué gran consuelo! San Pablo nos ama, está completamente por nosotros, interesado a favor nuestro.
Obsequio: Con un gesto concreto, manifiesto a un ser querido el amor que le tengo, como reflejo del amor de Cristo
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.