viernes, 31 de julio de 2020

SONETO: VERDAD

En este tiempo de pandemia, en el que “se nos ha movido el piso”, y ¡con qué fuerza!, necesitamos reconocer nuestra verdad y abrirnos a la Verdad. No es tiempo para que nos engañemos ingenuamente. Nos puede costar, pero hay que abrirse de corazón. Nos recordaba el Papa Francisco: “vivimos en una época en la que se es más bien escéptico respecto a la verdad. Benedicto XVI habló muchas veces de relativismo, es decir, de la tendencia a considerar que no existe nada definitivo y a pensar que la verdad deriva del consenso o de lo que nosotros queramos. Surge la pregunta: ¿existe realmente «la» verdad? ¿Qué es «la» verdad? ¿Podemos conocerla? ¿Podemos encontrarla? … Es la pregunta de Pilatos que no logra entender que «la» Verdad está ante él, no logra ver en Jesús el rostro de la verdad, que es el rostro de Dios… Una verdad que no se maneja como si se tratara de una cosa. La verdad se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una Persona” (Audiencia del 15-5-13). “Mira a Jesús que se te da cual Verdad - y cambia ese tu rostro sombrío - que plena será con Él tu realidad”.


La pandemia nos ayuda a descubrir
que a la mentira estamos apegados,
y de tal manera a ella nos atamos
que, si nos falta, hasta nos cuesta vivir.

Frecuente es que para poder subsistir
con apariencias solo nos cubramos,
ansiosos por la imagen que ofrezcamos,
de espaldas a mi verdad que he de admitir.

Si de tu vida te asusta el vacío,
pero la quieres realmente llenar
¡cuidado con los nuevos desvaríos!

Mira a Jesús que se te da cual Verdad
y transforma ese tu rostro sombrío,
que plena será con Él tu realidad.
"El esplendor de la Verdad"

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

31 de julio


jueves, 30 de julio de 2020

SONETO: CAMINO

El tiempo de pandemia nos pide aprender a caminar en una dirección nueva. No basta con tomar atajos. No basta con sustituir unos caminos por otros. El desafío es elegir a Jesús como camino, y que él nos lleve al Padre y a los demás, a todos, vividos como hermanos. Nos recordaba el Papa Francisco: “En la vida tenemos ante nosotros dos direcciones opuestas: hay un camino de los que se dejan paralizar por las desilusiones de la vida y caminan tristemente; y está el camino de quien no se pone a él mismo y sus problemas en primer lugar, sino a Jesús que nos visita, y a los hermanos que esperan que nos ocupemos de ellos. Este es el punto de inflexión: dejar de girar alrededor de uno mismo, de las decepciones del pasado, de los ideales no realizados, de las muchas cosas malas que han sucedido en la vida de uno. ¡Deja ese camino y sigue adelante con la mirada puesta en la realidad más grande y verdadera de la vida: Jesús está vivo, Jesús me ama…, y puedo hacer algo por los demás! ¡Es una hermosa realidad, positiva, espléndida, bella!” (Regina coeli, 26-4-20). Ese no es sólo el camino de Jesús sino Jesús mismo como camino: hacia el Padre, hacia los otros: “Que Él es Camino Jesús nos lo dijo - y nos pidió no agarrar los atajos - para poder alcanzar el destino”.


Se nos han entrecruzado caminos
y a punto estamos de perder el norte
aun si, a veces, disimulemos el porte,
sin saber si bajamos o subimos.

No precisamos tener mucho tino
para saber que nos faltan soportes
y encontrar los verdaderos resortes
para alcanzar a cambiar nuestro sino.

Que Él es Camino, Jesús nos lo dijo
y nos pidió no agarrar los atajos
para poder alcanzar el destino

Si te descubres cubierto de andrajos
y que la vida te deja tullido,
del camino que es Jesús sigue el trazo.

P. Pedro Jaramillo.
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

30 de julio


miércoles, 29 de julio de 2020

SONETO:VENERO DIVINO

El soneto de hoy me lo ha inspirado Juan 7, 37-39 (“quien tenga sed que venga a mí y beba: de sus entrañas brotarán ríos de agua viva”). Más que nunca somos sedientos en el desierto de esta pandemia… En nuestra búsqueda de agua, nos ayudan estas reflexiones del Papa Francisco: “el agua: por un lado, elemento esencial para la vida, que sacia la sed del cuerpo y sostiene la vida; por otro, símbolo de la gracia divina, que da la vida eterna. En la tradición bíblica, Dios es la fuente de agua viva: alejarse de Dios, la fuente de agua viva, y de su Ley, conduce a la peor sequía” (Ángelus, 15-3-20). Si grande es “la sequía de la pandemia”, más desesperante es aún no encontrar en nuestro interior el “agua que salta hasta la vida eterna”. Es todo un reto, pero – sobre todo – una gracia : “No precisarás ser gran adivino - ni temeroso estarás del fracaso: - disfrutarás de un venero divino”.


¡Cuán fuerte y duro nos duele la vida!
pues que sin norte nos hemos quedado
y grande se nos va haciendo el enfado,
al vernos en callejón sin salida.

Nos acecha la tentación de la huida,
pero un aguijón nos tiene agarrados
y hasta por un sinsentido cegados
que nos convierte en hiel la bebida.

Para buscar la Fuente ábrete paso
y gusta de su correr cristalino:
la gozarás sin temor a su ocaso.

No precisarás ser gran adivino
ni temeroso estarás del fracaso: 
disfrutarás de un venero divino.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

29 de julio


martes, 28 de julio de 2020

SONETOS: SABIDURÍA

Me inspiró la petición que Salomón hizo a Dios al comenzar su reinado: “la sabiduría de corazón” (1Re 3,9). En las lecturas de ayer, domingo, estaba ligada al “tesoro y la perla preciosa” (soneto de ayer). En ambos casos es un “camino a lo esencial”. Lo necesitamos especialmente para comprender lo que nos está pasando en esta pandemia. Desde la perspectiva que nos recordaba el Papa: “la sabiduría es precisamente esto: es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios…; es ver el mundo, ver las situaciones, las ocasiones, los problemas, todo, con los ojos de Dios. Esta es la sabiduría. Algunas veces vemos las cosas según nuestro gusto o según la situación de nuestro corazón, con amor o con odio, con envidia... No, ese no es el ojo de Dios. (Audiencia, 9-4-14) “Si es que no quieres entrar en locura, - del corazón Dios te dé sabiduría - y lograrás mantener la cordura”.

                                                         La “sabiduría” de la Cruz

Distraídos parece que estábamos 
y tan metidos en nuestros quehaceres
que de valores no hacíamos deberes
y sin pensar la vida pasábamos.

Un tiempo de virus jamás ensoñamos;
y estar encerrados en cuatro paredes
y solo comunicarnos por redes
gran disparate lo habríamos juzgado.

Si es que no quieres entrar en locura,
del corazón te dé Dios sabiduría
y lograrás mantener la cordura.

De ella hemos tenido tal carestía,
que en la vida prevaleció la “blandura”
y para ir tras Jesús nos faltó valentía.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

28 de julio


lunes, 27 de julio de 2020

SONETO: EL TESORO Y LA PERLA

Tesoro y perla hay allí donde, a pesar de tanto dolor y llanto, permanece el amor, aunque esté destrozado. Lo experimentamos, a medida en que la pandemia se nos hace vecina y va poniendo a prueba el amor de tanta gente que nos es tan querida. El Papa Francisco nos ha recordado: “Hoy, ante un mundo que sufre tanto, ante tanta gente que sufre las consecuencias de esta pandemia, me pregunto: ¿soy capaz de llorar, como seguramente lo habría hecho Jesús y lo hace ahora? ¿Se parece mi corazón al de Jesús? Si soy capaz de hablar, de hacer el bien, de ayudar, pero mi corazón no entra, no soy capaz de llorar, debo pedir esta gracia al Señor: ‘Señor, que yo llore contigo, que llore con tu pueblo que en este momento sufre’ (Homilía 29-03-20) “Chorros de lágrimas nos han inundado, - los ojos de tantos limpiarlos queremos - con caricias y con todo el esmero - para no herir corazones dañados”.


El corazón se nos ha derramado
y se está haciendo muy grande el reguero,
pues grande se hizo el negro agujero
por tanto llanto con fuerza horadado.

Chorros de lágrimas nos han inundado;
los ojos de tantos limpiarlos queremos
con caricias y con todo el esmero,
para no herir corazones dañados.

Y ayudarnos a encontrar el tesoro
entre el llanto y el dolor escondido:
el amor que se fundió como el oro

Y la perla del afecto encendido:
no se ensució con ningún deterioro
aun en medio del dolor padecido.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

27 de julio


domingo, 26 de julio de 2020

SONETO: TU BARCA

“La barca” se ha convertido en una imagen elocuente para este tiempo de pandemia. El Papa la había usado en la bendición universal que hizo en la Oración en la plaza de San Pedro: en la misma barca estamos todos y debemos remar juntos. Pero, sobre todo, hacerlo con esperanza. En la noche de la Vigilia pascual, Francisco habló de un “derecho fundamental a la esperanza”, a “una esperanza nueva, viva, que viene de Dios. No es un mero optimismo, no es una palmadita en la espalda o unas palabras de ánimo de circunstancia, con una sonrisa pasajera… ‘Todo irá bien’: decimos constantemente estas semanas, aferrándonos a la belleza de nuestra humanidad y haciendo salir del corazón palabras de ánimo. Pero, con el pasar de los días y el crecer de los temores, hasta la esperanza más intrépida puede evaporarse. La esperanza de Jesús es distinta, infunde en el corazón la certeza de que Dios conduce todo hacia el bien, porque incluso de la tumba hace salir la vida” (11-4-20) “Percibirás la serena bonanza - que ha acallado para todo el bramido, - Pues que a Jesús lo subiste a tu barca”.


Cuando el amor en el centro lo pones
en este tiempo de duros reveses
encontrarás que son muchas las veces
que con dureza a esta pandemia cuestiones.

No te quedes en interiores presiones
que con ellas el malestar solo acreces
y a tus entrañas les metes dobleces
que te llevan a soñar con ficciones.

El realismo no lo tengas reñido
con una grande y tenaz esperanza
que a tu corazón lo tenga absorbido

Percibirás la serena bonanza
que ha acallado para todo el bramido,
pues que a Jesús lo subiste a tu barca.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

sábado, 25 de julio de 2020

A ninguno se nos oculta que con la pandemia estamos viviendo un tiempo de desierto. Se nos han agrietado “nuestras cisternas” y pudiera ser que no encontráramos la Fuente (El soneto está inspirado en Jeremías 2,13). El Papa nos había dicho en Evangelii Gaudium: “en el desierto, se vuelve a descubrir el valor de lo que es esencial para vivir (…) En el desierto, se necesitan personas de fe que, con su propia vida, indiquen el camino hacia la Tierra prometida y, de esta forma, mantengan viva la esperanza (…) En el desierto, están ustedes llamados a ser personas-cántaro que dan de beber a los demás. Y cuando el ser cántaro se les convierta en una pesada cruz, no olviden que fue precisamente en la cruz donde, traspasado, el Señor se nos entregó como fuente de agua viva” (EG, 86). “Pero una esperanza viva aún nos queda - que el Manantial que no mengua nos riegue - y a la Fuente por nuestra vida se acceda”.


Se nos han quebrado muchas cisternas
y sus aguas se nos han derramado;
sin ilusiones nos hemos quedado
y de temblor se nos chocan las piernas.

Situación dura que a todos consterna
pues que ninguno tenemos a mano
cómo realizar un nuevo llenado
pues que muy grandes han sido las grietas.

El vacío que nos queda nos duele,
porque una vida sin aguas que riegan
en un desierto feroz se convierte.

Pero una esperanza viva aún nos queda:
que el Manantial que no mengua nos riegue
y a la Fuente por nuestra vida se acceda.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

25 de julio


viernes, 24 de julio de 2020

SONETO: MIRADA AMPLIA

La necesidad de cuidarnos a nosotros mismos en este tiempo de pandemia nos puede hacer solidariamente introvertidos. Aquello de que “la caridad bien entendida empieza por uno mismo” puede llevarnos en este tiempo a “miras cortas” en el ejercicio de la caridad. Nos ha recordado el Papa Francisco: “La generosidad que sostiene al débil, consuela al afligido, alivia los sufrimientos, devuelve la dignidad a los privados de ella es una condición para una vida plenamente humana. La opción por dedicarse a los pobres y atender sus muchas y variadas necesidades no puede estar condicionada por el tiempo disponible o por intereses privados, ni por proyectos pastorales o sociales desencarnados. El poder de la gracia de Dios no puede ser ahogado por la tendencia narcisista a ponerse siempre uno mismo en primer lugar... No podemos sentirnos “bien” cuando un miembro de la familia humana es dejado al margen y se convierte en una sombra. El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas” (Mensaje para la IV Jornada Mundial de los pobres). “Momento es de extender tu mirada - para ver más allá de tu horizonte - tanta vida por el virus destrozada”.



Estamos todos en la misma barca,
pero de distinta forma lo estamos
y, aunque del mismo modo amenazados,
resultan ser muy distintas las marcas.

Verdad que a todos la pandemia aparca
y en el garaje nos tiene encerrados,
pero a unos con combustible dotados
y a muchos tan ni siquiera con arca.

Momento es de extender tu mirada
para ver más allá de tu horizonte
tanta vida por el virus destrozada.

Y, a ejemplo de Jesús, tú no recortes
tu mirada a la gente despojada
y que, en ti, Él les sirva de soporte.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

24 de julio


jueves, 23 de julio de 2020

SONETOS: PREGUNTAS


Quizás nos habíamos acostumbrado a vivir sin preguntas, nos bastaba simplemente ser un “almacén de respuestas”, quizás a preguntas que nadie se hacía. La pandemia que vivimos nos ha sacado de la pereza de nuestro “acostumbramiento” a vivir sin preguntarnos. Nos encontrábamos “demasiado” seguros de todo. En la Oración del 27-3-2020, el Papa Francisco nos ayudaba a pensar: “La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto las falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, nuestras costumbres y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad. La tempestad pone al descubierto todos los intentos de ‘empaquetar’ y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas las tentativas de anestesiar con  aparentes rutinas 'salvadoras’, incapaces de referirse a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad que necesitamos para hacer frente a la adversidad” “Pues que tus muchas preguntas te lanzan - a abrirte de manera inacabada - a respuestas que a Dios no lo rechazan.


No te asusten preguntas que se agolpan
y en tu interior te dejan muy confuso,
pues fue Dios quien en tus adentros puso
inquietudes que nadie las acota.

En tiempo de pandemia son las gotas
que vencen la pereza del desuso,
y sin tener ningún miedo al abuso
horadan la dureza de tus rocas.

No te acompleje ser piedra perforada
por tantos “porqués” que te atenazan.
Teme más a tu consciencia acallada.

Pues que tus muchas preguntas te lanzan
a abrirte de manera inacabada
a respuestas que en Dios también abrazas.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

23 de julio


miércoles, 22 de julio de 2020

22 de julio


SONETO N° 100: COMO UN ÁGUILA

Hay momentos en los que, para tener visión de conjunto, es preciso volar muy alto. No para evadirse, sino para no perder ningún aspecto de la realidad que estamos llamados a transformar. El Papa Francisco nos recordaba: “Una emergencia como la del COVID-19 es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad. La que romperá todo el fatalismo en el que nos estamos viendo inmersos y permitirá volver a sentirnos artífices y protagonistas de una historia común y, así, responder todos a una a tantos males que aquejan a millones de hermanos alrededor del mundo. No podemos permitirnos escribir la historia presente y futura de espaldas al sufrimiento de tantos. Es el Señor quien nos volverá a preguntar “¿dónde está tu hermano?” (Gn, 4, 9) y, en nuestra capacidad de respuesta, ojalá se revele el alma de nuestros pueblos, esa reserva de esperanza, fe y caridad en la que fuimos engendrados y que, por tanto tiempo, hemos anestesiado o silenciado” (Un plan para resucitar, 27-4-2020) “Que no seamos de estrecha mirada - para ser a las alturas lanzados, - pues Dios nos hizo con almas aladas”


En ser águila no es locura pensar
ni difícil es volar a su altura,
y llegar a no tener nunca hartura
de las cosas en su conjunto mirar.

Cuando nuestro vuelo es rastrero y banal
es difícil admirar la espesura
que se convierte más bien en captura
de quien en alto no se atreve a volar.

Confundidos y atrapados estamos
y nuestras alas tenemos cansadas
hasta el punto de dudar si volamos.

Que no seamos de estrecha mirada,
para ser a las alturas lanzados,
pues Dios nos hizo con almas aladas.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

martes, 21 de julio de 2020

SONETO: CORAZÓN NUEVO

El tiempo que vivimos no es sólo cronológico; es tiempo cualitativo que nos pide “discernimiento”. Ha quedado tocado el corazón no como víscera, sino como sede de sentimientos y opciones. “Un corazón nuevo” es preciso trabajarlo durante esta pandemia, con miras “a largo plazo”. Nos recordaba el Papa en la Oración Universal en la Plaza de San Pedro: “Nos llamas a acoger este tiempo de prueba como un tiempo de opción. No es el tiempo de tu juicio, sino el de nuestro juicio: el tiempo de discernir qué es lo que cuenta y qué lo que se esfuma, de separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de re-direccionar el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás” (27-3-2020). “No es momento de arreglar superficies - y dejar el corazón sin tocarlo - por seguir en nuestra eterna molicie”.


Al mundo hay que salvarlo desde dentro, 
y a hacerlo todos estamos llamados
en momento también tan alocado
que a todos nos tiene en desconcierto.

Supurando, la herida está en el centro,
pues tan fuerte el corazón ha tocado
y de tal manera se ha visto amargado
que su pálpito lo ha puesto muy lento.

No es momento de arreglar superficies
y dejar el corazón sin tocarlo
por seguir en nuestra eterna molicie

Es preciso el interior trabajarlo,
y que así sea tarea que propicie
de Cristo su corazón trasplantarnos.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

21 de julio


lunes, 20 de julio de 2020

SONETO: DE LA CRUZ A LA LUZ

Es fácil decirlo retóricamente. Pero es difícil asumirlo cuando se vive en la oscuridad de la cruz. Por duro que nos parezca, en la cruz “se barrunta” la luz. Nos lo recordaba el Papa Francisco en la Oración universal en la Plaza de San Pedro: “tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor. En medio del aislamiento en que estamos sufriendo la falta de afectos y de encuentros, experimentando la falta de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ¡ha resucitado y vive a nuestro lado! Desde su Cruz, el Señor nos llama a encontrar de nuevo la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos necesitan, a reforzar, reconocer y estimular la gracia que nos habita. No apaguemos la llama humeante (cf. Is 42,3), que nunca se agota, y dejémosla que vuelva a encender nuestra esperanza (27-03-2020). “Pero algo irresistible adentro apunta - a una fuerte apuesta por la vida: - y en la Cruz la respuesta se barrunta”.


La vida se nos ha hecho tan menguante
que sin querer se escapa de las manos,
y de pronto nos vemos muy enanos
de frente a la pandemia tan gigante.

Su manera de ser amenazante
los esfuerzos parece que hace vanos,
pues que cada día nos abocamos
a oscuridades que son desconcertantes.

¿Estamos frente a un muro sin salida?
aturdidos hacemos la pregunta
y tentados estamos a la huida.

Pero algo irresistible adentro apunta
a una fuerte apuesta por la vida:
y en la Cruz la respuesta se barrunta.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

20 de julio


domingo, 19 de julio de 2020

SONETOS: SAL Y LUZ

En estos momentos duros que vivimos, no pensemos solo en los grandes testimonios; pensemos también en “nuestro testimonio de cada día”, desde las cosas sencillas que por los demás podamos hacer, específicamente en este tiempo de pandemia. Nos recordaba el Papa Francisco: “ser sal para los otros, luz para los otros…: y la sal no se sazona a sí misma, siempre está al servicio. La luz no se ilumina a sí misma, siempre está al servicio. Sal para los otros, pequeña sal que ayuda en las comidas, pero pequeña… El Señor nos dice así: “tú eres sal, tú eres luz” – ´Ah, es verdad, Señor, es así: atraeré a mucha gente y haré esto y haré aquello…’. ‘No, lo que harás así harás es que los demás vean y glorifiquen al Padre’. Ni siquiera te será reconocido algún mérito. Nosotros cuando comemos no decimos: ‘¡Ah, qué rica la sal! ¡No!: ‘Rica la pasta, rica la carne, rica…’. De noche cuando vamos para casa, no decimos: ‘qué buena la luz’, no. Ni nos damos cuenta de la luz, pero vivimos con aquella luz que ilumina. Ésta es una dimensión que hace que nosotros cristianos seamos como anónimos en la vida” (homilía 12-6-18). “Mucho temple del Señor precisamos - y ganas de corazón disponible -para que tanto dolor acojamos”



¿Cómo ser sal en tiempos de amargura
y dar sabor a gente tan herida,
víctimas de la ladrona de vidas
que lo es esta pandemia de locura?

¿Y mantener de la mente la cordura
para ser luz que alumbre muy fluida,
y a nuestra gente la sostenga erguida
rompiendo con su cruel atadura?

Mucho temple del Señor precisamos
y ganas de corazón disponible
para que tanto dolor acojamos.

Soñaremos que otro mundo es posible,
si a lograrlo decididos estamos
y nuestro empeño lo hace creíble.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

SONETO: LÍMITE Y HORIZONTE

De nuevo hemos de agradecer a D.  Pedro Jaramillo, que continúe compartiendo estos sonetos, fruto de llevar a la oración la dura realidad que al mundo nos está tocando vivir y especialmente en países en los que está dejando a más personas en una situación muy difícil para sobrellevarla y poder superarla.

En este tiempo de pandemia, nos debatimos entre el límite y el horizonte. El límite lo da nuestra propia condición humana. El horizonte es una salvación cuya realización concreta tiene siempre una dimensión de “misterio”, pero que la lanza a un más allá de la “auto-salvación”. En la Oración en la Plaza de San Pedro, recordaba el Papa Francisco: “el inicio de la fe es sabernos necesitados de salvación. No somos autosuficientes ni solitarios; solos…, nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros necesitaban las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestras vidas. Depositemos en Él nuestros miedos, para que Él los venza. Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no hay naufragio. Porque ahí está la fuerza de Dios: convertir en bueno todo lo que nos sucede, incluso las cosas malas. Él trae la calma a nuestras tempestades, porque con Dios la vida nunca muere” (27-3-20). ”Pues que todo abarcarlo no podemos,- decídete a ensanchar tus horizontes, - que a tu pensar nunca le serán ajenos”.



Bueno te es reflexionar en lo humano
y hacerte consciente de su límite:
que no quiere decir que tú dimites
del horizonte que tienes regalado.

Una cura de humildad nos ha alcanzado
y bien te hará saber que tú la admites.
Si tu soberbia te pide que la evites,
quedará tu interior más bien tocado.

Pues que todo abarcarlo no podemos,
decídete a ensanchar tus horizontes, 
que a tu pensar nunca le serán ajenos.

No temas a los mentales desmontes:
que si a Dios tú lo acoges por entero,
sin agotarse correrá tu Fonte.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

19 de julio


viernes, 17 de julio de 2020

SONETO: ORACIÓN DOLIDA

Es lógico que la oración que, durante este tiempo de pandemia, sale de nuestro corazón y pronuncian nuestros labios, sea una oración “dolida”. Para iluminar este tipo de oración, nos puede venir bien recordar la oración de Jesús en el Huerto. El Papa Francisco recurría a la que el mismo Jesús hizo en la Cruz: “Jesús se queja —Padre, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27,46)—, … ¡Qué misterio! Muchas veces he oído a personas que están viviendo situaciones difíciles, dolorosas, que han perdido mucho o se sienten solas y abandonadas, y vienen a quejarse y se preguntan ‘¿por qué? ¿por qué? Pareciera que se rebelan contra Dios. Y yo le digo: ‘sigue rezando así, porque eso también es oración’, como era oración cuando Jesús dijo a su Padre: ¿Por qué me has abandonado? … Porque rezar es decir la verdad ante Dios… Se reza con la verdad, porque la verdadera oración sale del corazón, del momento que uno vive. Y esa es la oración en los momentos de oscuridad, en esos momentos de la vida en los que no hay esperanza, ni se ve el horizonte” (Homilía Santa Marta, 30-0-14) La mirada se nos va agradecida - a Jesús que, aguantando el mismo trance, - su dura oración no dio por perdida.



Es dura la soledad que nos prueba
y el sentirnos por dentro perdidos
con el alma y corazón aturdidos
por el dolor y amargura que llevan.

Dudamos que nuestras fuerzas ya puedan
soportar más tanto llanto escondido
y tantos duelos ahí dentro metidos
sin poder compartir nuestras penas.

Que de nosotros este cáliz se aparte
es la súplica insistente y dolida,
pues que ya se nos agota el aguante.

La mirada se nos va agradecida
a Jesús, quien aguantó el mismo trance,
y su oración no la dio por perdida.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

17 de julio


jueves, 16 de julio de 2020

SONETO: ENTEREZA

Dios es Amor”, nos recordaba San Juan. Preciso no olvidarlo en este tiempo de pandemia. El vivir en ese Amor no es huida, es condición de “entereza”. Relacionado con la fe, hermosas estas afirmaciones del Papa Francisco – el ciego Bartimeo está en el fondo -: “La fe es un grito; la no fe es sofocar ese grito… Sofocar ese grito es una especie de “ley del silencio”. La fe es una protesta contra una condición dolorosa de la cual no entendemos la razón; la fe no es limitarse a sufrir una situación a la cual nos hemos adaptado. La fe es la esperanza de ser salvado; la no fe es acostumbrarse al mal que nos oprime y seguir así…” Deahí procede una oración “robusta”: “Más fuerte que cualquier argumento en contra, en el corazón del ser humano hay una voz que invoca. Todos tenemos esta voz dentro. Una voz que brota espontáneamente, sin que nadie la mande, una voz que se interroga sobre el sentido de nuestro camino aquí abajo, especialmente cuando nos encontramos en la oscuridad: ‘¡Jesús, ten compasión de mí!’”. ¡Hermosa oración ésta!” (Audiencia del 6-5-20). “De un cercano y grande Amor necesitas - en el que poder tu vida arroparla - y 
echar en sus brazos todas tus cuitas”.


Cuando la pandemia acerca sus garras
y a la gente más cercana la aflige,
aún más duro se siente el envite
y al corazón deja perdidas las ganas.

A esta difícil pandemia de marras
no hay humano corazón que la evite,
pues los afectos humanos omite
y los amores más fuertes desgarra.

¿Quién podrá con entereza afrontarla?
Sobrehumanas fuerzas son las precisas,
si en tu interior la paz quieres lograrla.

De un cercano y grande Amor necesitas
en el que poder tu vida arroparla
y echar en sus brazos todas tus cuitas.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

16 de julio


miércoles, 15 de julio de 2020

SONETO: NUESTRA PARTE

Tanto en la pandemia como en la que esperamos sea pronto la post-pandemia, nos toca a todos cooperar para, con el Espíritu, ser artífices de “los cielos nuevos y la tierra nueva”. En hacer realidad esa esperanza, tenemos también “Nuestra Parte”. El Papa Francisco nos recordaba: “urge discernir y encontrar el pulso del Espíritu para impulsar, junto a otros, las dinámicas que puedan testimoniar y canalizar la vida nueva que el Señor quiere generar en este momento concreto de la historia… El Señor nos pide no conformarnos ni contentarnos, y menos justificarnos, con lógicas sustitutivas o paliativas que impiden asumir el impacto y las graves consecuencias de lo que estamos viviendo. Este es el tiempo propicio de animarnos a una nueva imaginación de lo posible con el realismo que solo el Evangelio nos puede proporcionar. El Espíritu, que no se deja encerrar ni instrumentalizar con esquemas, 
modalidades o estructuras fijas o caducas, nos propone sumarnos a su movimiento capaz de ‘hacer nuevas todas las cosas’ (Ap 21, 5)” (Un Plan para Resucitar, 20-4-20). “Cierto es que solo no quiere dejarte. - Pero déjalo que sea Él quien te invite - a ser tú mismo quien pongas tu parte”.


¡Qué duro el corazón tener vacío, 
desgastado por tan gran sufrimiento,
con dura sensación de ocultamiento
de la bondad de Dios que tanto ansío!

En medio de un tan grande desvarío,
suspiro porque se dé el lanzamiento
de un futuro para todos abierto,
alumbrado por Dios en quien confío.

Pero es tu Dios el que a ti te remite,
pues que sin ti Él no pretende salvarte,
aunque a ti mucho te cueste el envite.

Cierto es que solo no quiere dejarte.
Pero déjalo que sea Él quien te invite
a ser tú mismo quien pongas tu parte.

P. Pedro Jaramillo.
Parroquia San Juan de la Cruz (Guatemala)

15 de julio


martes, 14 de julio de 2020

SONETO: EL AGUA DEL ESPÍRITU

Sin sentirlo y sin quererlo, pero este duro tiempo de la pandemia lo podemos convertir en un “sálvese quien pueda”, olvidándonos de que somos “don” para los demás. Y perdemos la esperanza de serlo. Partiendo de que El Espíritu es don y nos hace don, hablaba el Papa Francisco de “los tres principales enemigos del don, agazapados en la puerta del corazón: el narcisismo, el victimismo y el pesimismo…. En esta pandemia, cuánto duele el narcisismo, el preocuparse de las propias necesidades, indiferente a las de los demás, el no admitir las propias fragilidades y errores… En el drama que vivimos, ¡qué grave es el victimismo! Pensar que no hay nadie que nos entienda y sienta lo que vivimos. Esto es el victimismo… En el gran 
esfuerzo que supone comenzar de nuevo, ¡qué dañino es el pesimismo!, ver todo negro y repetir que nada volverá a ser como antes. Cuando se piensa así, lo que seguramente no regresa es la esperanza…. nos encontramos ante una carestía de esperanza y necesitamos valorar el don de la vida, el don que somos cada uno de nosotros. (Homilía de Pentecostés, 31-5-2020). “El agua del Espíritu no merma. - Sentirás su caudal cómo en ti brilla - sin importar cuánto tu tierra esté yerma”.


¡Cómo tenemos el alma dolida!
y ¡qué difícil guardar la esperanza
de divisar los tiempos de bonanza
en una humanidad cruelmente herida!

Por momentos no vemos la salida,
los nervios desajustan la balanza,
se desvanece dentro la confianza,
sentimos la tentación de la huida.

¿Por qué no recordar a la semilla
que, al pudrirse en el hondón de la tierra,
es origen de vida renacida?

El agua del Espíritu no merma.
Sentirás su caudal cómo en ti brilla
sin importar cuánto tu tierra esté yerma.

P. Pedro Jaramillo.
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

14 de julio


lunes, 13 de julio de 2020

SONETO: CON LOS OJOS DE JESÚS

En medio de la pandemia, ayer veíamos la necesidad de tener “ojos para mirar”. Pero no podemos mirar de cualquier manera. El momento que estamos viviendo lo miramos con los ojos trasplantados de Jesús. Como buenos discípulos estamos llamados a mirar como Él. El Papa Francisco nos indicaba: “cuando salgamos de esta pandemia, no podremos seguir haciendo lo que veníamos haciendo, y como lo veníamos haciendo. No, todo será distinto. Todo el sufrimiento no habrá servido de nada, si no construimos entre todos una sociedad más justa, más equitativa, más cristiana, no de nombre, sino de hecho, una realidad que nos lleve a una conducta cristiana. Si no trabajamos para terminar con la pandemia de la pobreza en el mundo, con la pandemia de la pobreza en el país de cada uno de nosotros, en la ciudad en donde vive cada uno de nosotros, este tiempo habrá sido en vano” (Video-mensaje, Vigilia de Pentecostés. 30-5-2020). “Y a nosotros nos dejó como señal - hacer de los pobres nuestra gente, -y luchar por su perdida dignidad”.


Que pensemos y hagamos por los otros 
no es cuestión de simple preferencia,
pues que Jesús nos pide diligencia
para hacerles como hacemos con nosotros.

La pandemia ha dejado a muchos rotos
y ha quedado en la más pura evidencia
cuán necesaria y urgente es la clemencia
que con ojos de Jesús mira a los otros.

La mirada de Jesús fue preferente,
pues que queriendo a todos por igual,
a los pobres no sacaba de su mente.

Y a nosotros nos dejó como señal
hacer de los pobres nuestra gente,
y luchar por su perdida dignidad.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

Alégrate n° 192

13 de julio


domingo, 12 de julio de 2020

SONETO: OJOS PARA MIRAR

La pandemia está teniendo costos personales impresionantes. A los ya empobrecidos se está uniendo una inmensa caravana de los que se quedan en el camino. El Papa Francisco comentaba: “La misericordia no abandona a quien se queda atrás. Ahora, mientras pensamos en una lenta y ardua recuperación de la pandemia, se insinúa justamente este peligro: olvidar al que se quedó atrás. El riesgo es que nos golpee un virus todavía peor, el del egoísmo indiferente, que se transmite al pensar que la vida mejora si me va mejor a mí, que todo irá bien si me va bien a mí. Se parte de esa idea y se sigue hasta llegar a seleccionar a las personas, descartar a los pobres e inmolar en el altar del progreso al que se queda atrás. Pero esta pandemia nos recuerda que no hay diferencias ni fronteras entre los que sufren: todos somos frágiles, iguales y valiosos. Que lo que está pasando nos sacuda por dentro. Es tiempo de eliminar las desigualdades, de reparar la injusticia que mina de raíz la salud de toda la humanidad (Homilía 19-4-2020 – Dgo. de la Misericordia-). “Tiempo es de mirar de preferencia - la cuneta que de pobres se ha agrandado - y en ayudarles poner diligencia”.



¡Cuántas vidas la pandemia se ha cobrado!
y no solo a guadaña de la muerte;
que a muchos les ha cambiado su suerte
y en pobreza total los ha dejado.

No vayas por la vida a ojos cerrados;
te impedirá que mires a la gente;
y si, en las nubes, ni miras ni adviertes
quedará tu corazón embotado.

Tiempo es de mirar de preferencia
la cuneta que de pobres se ha agrandado
y en ayudarles poner diligencia.

En ellos, Jesús quiere ser encontrado
y pide que le prestes tu presencia,
porque prefiere un encuentro encarnado.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

SONETO: DESARRAIGO

La pandemia afecta a todos, pero no afecta a todos por igual. La situación de los empobrecidos se ha agravado exponencialmente y ha crecido su número de manera vertiginosa. En el Mensaje para la IV Jornada de los pobres de este año, el Papa Francisco parte de una afirmación del Eclesiástico: “tiende la mano al pobre”, y la considera como “una invitación a la responsabilidad y a un compromiso directo de todos aquellos que se sienten parte del mismo destino. Es una llamada – dice - a hacerse cargo del peso que carga sobre los más débiles, como recuerda san Pablo: «mediante el amor, poneos al servicio los unos de los otros. Porque toda la Ley encuentra su plenitud en un solo precepto: amarás a tu prójimo como a ti mismo. [...] Llevad las cargas los unos de los otros» (Ga 5,13-14; 6,2). El Apóstol enseña que la libertad que nos ha sido dada con la muerte y la resurrección de Jesucristo es para cada uno de nosotros una responsabilidad para ponernos al servicio de los demás, especialmente de los más débiles. No se trata de una exhortación opcional, sino de una condición de autenticidad de la fe que profesamos”. “Pedimos a Jesús que nos bendiga - para afrontar estos tiempos de inclemencia - y una vida de hermanos nos consiga”.



Tiempos recios vivir nos ha tocado
y quizás la esperanza se nos pierda,
porque es como haber caído una piedra
sobre hombros de suyo ya cargados.

Momentos hay de sentirse agotados
y el futuro que viene nos arredra,
porque iguales no somos a la hiedra,
pues que en la vida estamos sin arraigo.

El arraigo lo impiden las carencias,
tan grandes y que tan duro castigan
haciendo de la vida una dolencia.

Pedimos a Jesús que nos bendiga
para afrontar estos tiempos de inclemencia,
y una vida de hermanos nos consiga.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

12 de julio


sábado, 11 de julio de 2020

SONETO: “DISPERSOS, PERO UNIDOS”

Lo adoptamos como lema de este “ser Iglesia en tiempo de coronavirus”. Y lo estamos viviendo de corazón. Nuestra unión no se ha mermado, aunque no podamos vernos reunidos como Parroquia. Esa es la grandeza de la “común-unión”, aunque se exprese en gestos sencillos, como nos recordaba el Papa Francisco: “descubrimos y experimentamos la oración sacerdotal de Jesús: «que todos sean uno» (Jn 17,21). ¡Cuánta gente ejercita cada día la paciencia e infunde la esperanza, procurando no sembrar pánico sino corresponsabilidad! ¡Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes… muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo afrontar y atravesar una crisis, readaptando costumbres, levantando los ojos e impulsando la oración! ¡Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos! La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras” (Oración, 17-3-2020). “El que estamos viviendo no es un tiempo - que nos permita dejarnos de querer,  pues Jesús nos da su fuerza y su aliento”.


Cuando en la casa estamos encerrados
y a fiesta las campanas no convocan,
sufrimos este tiempo que nos toca
no poder abrazar a los hermanos.

“Dispersos, pero unidos”: así estamos.
cuando este lema dice nuestra boca,
El corazón sentimos que rebosa
de amor que nadie podrá arrebatarnos.

Duros tiempos nos ayudan a entender
que, además de encontrarnos en el templo,
familia somos, dispersos por doquier.

El que estamos viviendo no es un tiempo
que nos permita dejarnos de querer,
que Jesús nos da su fuerza y su aliento.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

11 de julio


viernes, 10 de julio de 2020

SONETO: CAMINOS NUEVOS

Ayer nos referíamos al CAMBIO. Un cambio con sus caminos y sus caminantes. El cambio nunca viene por sí solo. Viene de los valores que hayamos descubierto y de cómo los luchemos. Hay que ponerse a la escucha, al discernimiento y a la tarea. Nos recordaba el Papa: “En esta pandemia, a cada uno de nosotros, Dios nos está pregun-tando qué es lo que valoramos, qué es lo importante para nosotros. Él nos está haciendo ver que, en último término, lo único que importa es el amor. El amor que Jesucristo tiene por nosotros. El amor que nosotros tenemos por Él. El amor que nos tenemos los unos a los otros… En esta hora de la historia, Jesús nos está llamando a amar sin reservas. Tenemos que ayudar a que nuestros prójimos se recuperen. Debemos ayudarles a llorar a sus muertos y a sanar sus heridas para que comiencen sus vidas de nuevo. Debemos asegurarnos de que los pobres no sean olvidados. Estamos viviendo juntos esta situación. Y somos más fuertes y mejores cuando actuamos juntos” (Angelus, 18-05-20). “No te asuste el camino que se abre, - aunque fruto sea de gran desgracia, - si el futuro logramos que se labre”.



Llamados a explorar caminos nuevos,
no te refugies en un “échate atrás”.
Grande será tu responsabilidad,
si detrás te escudas de un “no me atrevo”.

Si a ti mismo dices “no me muevo”
contra el futuro que viene pecarás;
y responsable serás, aun sin maldad
con quienes quieren volver al medioevo.

No te asuste el camino que se abre,
aunque fruto sea de gran desgracia,
si el futuro logramos que se labre

Y te dará el Espíritu su gracia
para que, en este futuro, tú salves
lo que sea para TODOS de bonanza.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)

10 de julio


jueves, 9 de julio de 2020

SONETO: EL CAMBIO

Estamos aún en plena pandemia, pero, desde la lógica de la sobrevivencia, ya estamos pensando en la post-pandemia. ¿Podrá seguir todo igual? ¿Qué nos pide a cada uno, a la sociedad, a la Iglesia el tiempo que “está por venir”, nuestro “porvenir”? El Papa Francisco también se lo ha planteado. Se hacía esta pregunta: “¿cómo haremos para llevar adelante esta situación que nos sobrepasó completamente?” Y se respondía: “Es el soplo del Espíritu que abre horizontes, des-
pierta la creatividad y nos renueva en fraternidad para decir “presente” (o bien, aquí estoy) ante la enorme y urgente tarea que nos espera. Urge discernir y encontrar el pulso del Espíritu para impulsar, junto a otros, las dinámicas que puedan dar testimonio y dar cauce a la vida nueva que el Señor quiere generar en este momento concreto de la historia… Este es el tiempo propicio de animarnos a una nueva imaginación de lo posible, con el realismo que solo el Evangelio nos puede proporcionar. El Espíritu, que no se deja encerrar ni instrumentalizar con esquemas, modalidades o estructuras fijas o caducas, nos propone sumarnos a su movimiento capaz de “hacer nuevastodas las cosas” (Ap 21, 5) (“Un Plan para resucitar”. Meditación del Papa para Vida Nueva, 17-4-20). “Al Espíritu pide que no tuerzas, - porque hayas endurecido el corazón, - los caminos que Él abre, si te esfuerzas”.


Estate atento a lo que da qué pensar,
y vacía nunca dejes tu mente.
Pues que es preciso que en ella se aumente
lo que va a ayudarte a saber actuar.

En adelante no todo será igual,
y no acertarás en un “de repente”
a poder construir un nuevo puente
para cruzar a la nueva realidad.

A cambiar la mente se llama conversión.
Y ésta nunca la harás por la fuerza,
aunque forzada sea en esta ocasión.

Al Espíritu pide que no tuerzas,
porque hayas endurecido el corazón,
los caminos que Él abre, si te esfuerzas.

P. Pedro Jaramillo.
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)